Las apuestas y metas del nuevo Plan Nacional de Acción por la Biodiversidad

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  • Colombia presentó al mundo su nuevo ‘Plan de Acción de Biodiversidad de Colombia a 2030’ el lunes 21 de octubre, durante la primera jornada de la COP16 de biodiversidad en Cali, Colombia. 

De acuerdo con el documento presentado, para proteger la biodiversidad nacional, el país plantea varias apuestas alineadas con las 23 metas del Marco Global de Biodiversidad; 6 metas nacionales y 191 acciones para cumplirlas. 

Apuestas y metas

La primera apuesta es la “Integración y coherencia intersectorial para la gestión territorial de la biodiversidad y la acción climática, como determinantes de la planificación y el ordenamiento”.

En este sentido, la primera meta específica para cumplir esta apuesta es que, a 2030, Colombia tenga 19 millones de hectáreas con integridad de paisaje, o sea, que requieren algún grado de protección, sean consideradas al momento de generar políticas públicas, como planes de ordenamiento territorial. 

La segunda apuesta nacional es impulsar “la transición de los modelos productivos hacia la sostenibilidad, la revalorización de la biodiversidad y la distribución justa y equitativa de los beneficios”.

Siguiendo esta línea, el país establece dos metas (la 2 y la 3) para lograrlo. La primera es que, para 2030, el país tendrá 5 millones de hectáreas transformadas con modelos productivos sostenibles y procesos de restauración, que garanticen la recuperación de los servicios ecosistémicos y promuevan la economía territorial. 

La tercera meta es que para ese año el gobierno aporte el 3% del PIB nacional para fortalecer modelos que favorezcan la biodiversidad y la producción sostenible. Esto implica, por ejemplo, la creación de más de 520 mil empleos. 

La tercera gran apuesta nacional es frenar la contaminación, la informalidad vinculada a la biodiversidad y la contención de delitos ambientales. 

Para lograrlo, el plan busca aumentar hasta el 68% el tratamiento con aguas residuales en áreas urbanas domésticas. Además, establece que el 50% de los pasivos ambientales (situaciones ambientales que por su condición actual generan problemas a terceros) serán gestionados para resolverlos. Finalmente, se plantea que el 80% de los productos derivados de la biodiversidad sean comercializados de forma legal y sostenible.

La cuarta y última apuesta nacional está enfocada en promover la gobernanza y corresponsabilidad para la “gestión colectiva y biocultural de los territorios para el bienestar de los grupos étnicos y las comunidades locales”.

Específicamente, el país plantea una quinta meta para lograr esta apuesta: aumentar a 34% el sistema de áreas protegidas, que incluyen territorios OMEC, indígenas, afrodescendientes y campesinos. Esto, con miras a fortalecer los derechos territoriales de estas comunidades y fortalecer las medidas de protección a los defensores ambientales. 

La sexta y última meta, que recoge todas las apuestas nacionales, tiene que ver con la financiación. Para 2030, Colombia deberá tener en marcha modelos de financiamiento sostenibles que garanticen transformaciones equitativas en los territorios a través de la conservación de la biodiversidad. 

Precisamente, uno de los puntos claves durante la COP16  es avanzar en los mecanismos para implementar la Meta 18 del Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal, que apunta a redireccionar subsidios a industrias que han sido perjudiciales a la biodiversidad, como la agroindustria y las industrias forestales y de pescas, hacia las actividades que la protejan y la promuevan. 

Según los cálculos del gobierno, para llevar a cabo este plan a 2030 se necesitarán alrededor de 76.5 billones de pesos, por lo que es necesario, también, formular una estrategia de movilización de recursos que incluya dineros públicos, privados y de cooperación internacional. 

Desde Ambiente y Sociedad celebramos estos nuevos compromisos, sobre todo aquellos que buscan resolver conflictos socioambientales y proteger los Derechos Humanos de comunidades locales y étnicas. Aunque aún es pronto para conocer a cabalidad los alcances del plan, esperamos que lo anunciado ayude a generar un indicador que monitoree la disminución del número de instrumentos de planeación territorial, tal como se anunció en el Plan Nacional de Desarrollo. 

También aspiramos a que haya un reconocimiento, fomento y apoyo decidido a la mujer rural para fortalecer su importante papel en conservación y uso sostenible de la biodiversidad. Por último, es ideal que el plan pueda avanzar en identificar y acordar estrategias de protección jurídica y social de los sistemas de conocimiento tradicional de los pueblos étnicos y campesinos sobre la biodiversidad.

Aunque aún es pronto para evaluar íntegramente las implicaciones del nuevo plan, creemos que su construcción y metas trazan un futuro más justo y biodiverso.