- Además, hicieron recomendaciones para fortalecer y destacar la participación de mujeres y el enfoque de género en estos procesos.
Agua de la Sierra, un totumo, galletas, semillas de cedro negro, de palma de cera, poemas eróticos de campesinas, limón, esencia de plantas medicinales y canela fueron algunas de las cosas que compartieron las participantes del curso Mujeres en Acción: aprendiendo y actuando frente al cambio climático, en el encuentro que organizó Ambiente y Sociedad y ENDA Colombia el 28 y 29 de noviembre.
El objetivo del curso, el cual fue avalado y certificado por la Universidad Nacional de Colombia, y en el que participaron 40 mujeres de distintas organizaciones y regiones de Colombia, fue fortalecer sus capacidades frente a la crisis climática y los diferentes instrumentos y espacios de participación que existen, para facilitar su incidencia en las decisiones frente a la acción climática. Después de 18 sesiones de trabajo virtual y en casa, se encontraron para dar cierre al proceso, analizar el funcionamiento del Sistema Nacional de Cambio Climático (SISCLIMA) y las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), brindar recomendaciones al respecto y definir próximos pasos para mantener viva la red construida.
Por medio del desarrollo de metodologías participativas, las mujeres repasaron los objetivos de este sistema y los compromisos nacionales de cambio climático, su alcance, y las instituciones vinculadas a estos. Con estos insumos y, como parte de los resultados del curso, las participantes elaboraron un comunicado en el que resaltan que “no existe un escenario para una verdadera participación e incidencia de mujeres en su diversidad de ser y hacer” frente a las NDC.
Esto, denunciando que “el proceso de participación se encuentra limitado, vulnerando los derechos que contempla el marco normativo nacional como los artículos 21 y 40 de la Constitución Política de Colombia, la Ley 731 de Mujer rural, el artículo 19 del Acto Legislativo 1 de 2023, el Acuerdo de Escazú, la ley 1448 de 2011, entre otros”. Lo anterior, teniendo en cuenta que la metodología del Gobierno para actualizar la NDC es recibir recomendaciones de metas y medidas por parte de entidades y actores privados, que tengan la capacidad de aportar presupuestalmente e informar del cumplimiento de las metas y medidas propuestas. La participación de sociedad civil se limita entonces, a la vinculación con alguno de estos actores, ignorando las tensiones que existen con éstos por la diferencia en acciones, propósitos y sentires frente al cuidado de la naturaleza.
En vista de esto y para remediar esta situación, las participantes exigieron:
- Que se garantice nuestro derecho a la participación brindando las condiciones económicas, logísticas, de transporte y de cuidado para la participación e incidencia de las mujeres, desde el nivel municipal hasta el nacional. Esto partiendo de nuestro reconocimiento como mujeres líderes, sabedoras, cuidadoras y administradoras muy capaces. Debemos ser tenidas en cuenta y escuchadas.
- Que el proceso de actualización se haga con enfoque de género para reconocer las afectaciones, necesidades y acciones particulares de las mujeres. Esto debe ser evidente con metas y acciones concretas y no sólo mencionándolo en la introducción como un eje transversal.
- Que se garantice un presupuesto específico, suficiente y oportuno para las mujeres y sus organizaciones.
- Que se reconozcan y fortalezcan las acciones transformadoras de las que hacemos parte tanto en lo rural como en lo urbano, que aportan a la adaptación y mitigación del cambio climático, partiendo desde un enfoque colaborativo.
Además de estas exigencias, las organizaciones de mujeres preparan una serie de recomendaciones dirigidas al SISCLIMA, que compartiremos una vez se conozca el documento oficial.
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Las mujeres, en su diversidad de ser y hacer, como ellas mismas lo plantean, adelantan una serie de acciones colectivas que responden a la actual crisis climática, teniendo como centro el cuidado y reconocimiento de la madre tierra. Reconocer y fortalecer su labor será clave para que las comunidades puedan seguir cultivando estrategias para sostener los cambios que se están viviendo. Atender sus llamados será crucial para avanzar de manera decidida y acertada hacia los cambios que necesitamos.