- Poco más de una semana después de la finalización de la COP16 sobre diversidad en Cali, llega la COP29 sobre Cambio Climático en Bakú, la capital de Azerbaiyán.
Esta Cumbre climática, que se llevará a cabo entre el 11 y el 22 de noviembre, se ha ganado el apodo de la ‘COP económica o de financiamiento’, pues el principal eje sobre el que se discutirá será establecer un nuevo objetivo para el financiamiento climático y fortalecer los mecanismos existentes para este fin. Estos fondos son necesarios para ayudar a los países de bajos ingresos a transitar hacia una economía descarbonizada, además de apoyar a las comunidades más vulnerables a adaptarse al Cambio Climático.
En qué arrancan las negociaciones y qué se espera de estas
El documento final de la COP28 del 2023 mencionó, por primera vez en 30 años, la necesidad de hacer una “transición para abandonar los combustibles fósiles”. A pesar del hito de esta decisión, el compromiso de los países sigue sin ser suficiente para cumplir con la meta de no aumentar la temperatura en más de 1.5 grados centígrados para 2030.
Desde Ambiente y Sociedad esperamos que en esta nueva ronda de negociaciones climáticas se llegue a decisiones más ambiciosas y vinculantes, sobre todo alrededor del financiamiento para acciones climáticas, pues los recursos son una condición de posibilidad para la protección medioambiental.
Un evento ambiental gigante en tierra petrolera
Se proyecta que esta versión de la COP29 y Azerbaiyán recibirá entre 40 y 50 mil asistentes entre delegaciones, periodistas, organizaciones de la sociedad civil y partes interesadas. Para ponerlo en perspectiva, a la reciente COP16 en Cali asistieron alrededor de 15 mil personas.
Sin embargo, encontramos que resulta paradójico que la sede de este evento, que busca la protección de liderazgos sociales y la conservación del ambiente, sea un país con un historial alarmante en materia de derechos humanos. No son pocos los registros y reportajes que revelan las severas restricciones a la libertad de expresión, asociación y reunión que ocurren en Azerbaiyán.
A la fecha, se conoce que más de 300 personas se encuentran en prisión por motivos políticos, y los medios de comunicación independientes enfrentan constantes amenazas y hostigamiento, lo que ha obligado a muchos activistas a abandonar el país.
Además, alrededor del 60% de sus ingresos dependen de los combustibles fósiles y este sector ocupa la mayor parte de sus exportaciones. Sin contar con el presidente del país, Ilham Aliyev, aseguró en mayo de este año que sus reservas de petróleo y gas eran un ‘regalo de Dios’, por lo que el país planea aumentar la producción de este hidrocarburo.
Estas dos situaciones ponen en entredicho la voluntad e idoneidad del país anfitrión para afrontar de forma efectiva los desafíos climáticos que allí se discutirán. Sobre esto, el director de Medio Ambiente y Derechos Humanos de Human Rights Watch, Richard Pearshouse, dijo que “los gobiernos que asistan a la COP29 no deben permitir que Azerbaiyán utilice su posición como país anfitrión para seguir impulsando la expansión de los combustibles fósiles y socavar los esfuerzos dirigidos a enfrentar la crisis climática y proteger los derechos humanos”.
Así las cosas, la COP29 en Bakú enfrenta el desafío de equilibrar las negociaciones climáticas con el contexto político y económico del país anfitrión. Desde AAS creemos que es crucial que la comunidad internacional exija transparencia y ambición a Azerbaiyán y a todos los participantes, para que la cumbre no solo genere declaraciones, sino también acciones concretas y justas para enfrentar la crisis climática.
La financiación climática, si bien es un pilar central, es insuficiente si no se acompaña de la voluntad política y de una profunda transformación de los modelos económicos dependientes de combustibles fósiles.