El pasado 12 de diciembre se llevó a cabo el webinar “China-Colombia cooperation: challenges and opportunities” organizado por Chongqing International Culture Exchange Center (China), Chongqing Renewable Energy Society (China), Green Camel Bell (China), Derecho Ambiente y Recursos Naturales (Perú), Dialogo Chino y la Asociación Ambiente y Sociedad. El objetivo del encuentro era tener un diálogo entre sociedad civil, academia, sector público y privado de China sobre las características de la relación entre China y Colombia y los principales desafíos socioambientales.

David Castrillón, profesor de la Universidad Externado de Colombia, hizo un recuento de las características e hitos históricos de la relación. En 2020, Colombia y China cumplieron 40 años de relaciones diplomáticas. De 1980 a 2013, fue un tiempo que el profesor llama “periodo coqueteo” entre ambos países, donde se priorizo la cooperación en materia comercial, esto en parte porque los intereses de las elites políticas y económicas iban dirigidos a dicho fin, por lo tanto muchos miembros del cuerpo diplomático fueron personajes relacionados al mundo empresarial.

A partir de 2013, año en que China decidió que debía cambiar su modelo económico hacia uno más sostenible, vemos un “nuevo normal” de las relaciones entre Colombia y China, ahora tenemos cooperación más integral en otros temas como el turismo, el comercio electrónico, inversiones en infraestructura y aún está abierta la posibilidad para que Colombia se adhiera a la Iniciativa de la Franja y la Ruta. El profesor concluyó que el gobierno actual y las élites continúan con un interés predominantemente comercial, sin embargo se ha avanzado hacia una relación más integral  y necesitamos saber qué tipo de relación queremos con China, no solo en materia comercial sino para cooperar en temas como la innovación tecnológica, la reducción de la pobreza o la protección ambiental. 

Por su parte, Andrés Bermudez, periodista colombiano que hace parte del equipo de Dialogo Chino, comentó cómo desde el periodismo se está entendiendo la relación entre ambos países. Andres señaló que existen desafíos para construir mejores narrativas y poder mostrar la relación desde una manera más compleja y no simplista. Existe poca reportería sobre los proyectos de inversión china en Colombia y la ausencia de un esfuerzo por incluir la perspectiva china en este trabajo periodístico. En ese sentido hay varios temas en los que hace falta profundizar, por ejemplo, hace falta ver los costos reales y proyectados de los proyectos, los términos financieros de los préstamos, los impactos positivos y negativos, las fallas de todos los actores (no solo las empresas o actores chinos) y en general la dimensión real de algunos problemas y conflictos socioambientales, por lo tanto es necesario avanzar en hacer un mejor cubrimiento de la relación China – Colombia. 

También señaló que es necesario establecer mejores lazos periodísticos y trabajo en red para entender mejor la relación entre China y Colombia y en general entre China y la región latinoamericana. De allí pueden surgir nuevas historias no solo en el ámbito económico, sino también sobre experiencias de intercambios culturales, turísticos y otros temas que pasan desapercibidos.

David Cruz, investigador de la Asociación Ambiente y Sociedad, mencionó algunos desafíos sociales y ambientales de la relación y los elementos principales de los marcos normativos e institucionales a nivel nacional. En primer lugar, señaló que Colombia es un país diverso étnica y culturalmente, muchos pueblos indígenas, afrocolombianos y campesinos han exigido el reconocimiento de sus derechos y territorios, como es el caso de la Consulta Previa Libre e Informada. El Acuerdo de Escazú también deberá ser un referente importante en el desarrollo de proyectos, tanto por los derechos de participación, acceso a la información y justicia ambiental, como para la protección de los líderes y lideresas ambientales y de derechos humanos, que actualmente es una de las problemáticas más complejas al ser uno de los países más donde más se persigue, asesina y criminaliza a defensores ambientales.

Los principales riesgos e impactos identificados han sido fallas en la debida diligencia socioambiental, vacíos en los Estudios de Impacto Ambiental, impactos en las formas de vida de las comunidades y falta de consulta y participación efectiva antes de que se realicen las inversiones. Estos conflictos no son exclusivos de los proyectos con participación china, sino que se han presentado en general con otros capitales y en las industrias minero energéticas e infraestructura, que generan presiones negativas en territorios como la Amazonía. Por ello, es necesario que en la cooperación China Colombia se establezcan mejores salvaguardas socioambientales y un mayor compromiso en la protección del ambiente y los derechos humanos.

Finalmente,  Zhang Jingjing presentó en el marco de la Iniciativa la Franja y la Ruta Jingjing Zhang los tratados internacionales suscritos por China y Colombia y que deben ser una referencia para el sector empresarial chino. También señaló que es necesario que las empresas comprendan mejor y cumplan las leyes sobre medio ambiente, recursos naturales y pueblos indígenas en América latina así como construir relaciones amistosas con comunidades y organizaciones de la sociedad civil.

A pesar de que las relaciones entre China y Colombia han sido tímidas y hasta el momento se ha focalizado en los sectores extractivos, actualmente se han promovido otros proyectos de energía solar o la llegada de buses eléctricos a Colombia con tecnología china. Es necesario conocernos más y buscar trabajar conjuntamente en otras áreas que pueden generar beneficios, por ejemplo, en generar las transiciones y eficiencias en los sectores de mayor impacto socioambiental, así como buscar una relación de ambas vías y no unidireccional. 

Es necesario que las empresas y actores corporativos tengan mayor disponibilidad para entablar diálogos con otros actores, como periodistas, la sociedad civil y las comunidades locales, así cómo actuar de forma preventiva y no reactiva frente a los conflictos que se pueden presentar en el desarrollo de los proyectos e inversiones.