La voz de los defensores ambientales en la COP16

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Defensores ambientales de Colombia, Ecuador y Uganda expusieron cuáles han sido sus luchas, quiénes los amenazan y cuáles son sus críticas a las negociaciones de la COP16.

Los pueblos originarios tienen un idioma propio con el que pueden comunicarse con la Madre Tierra. Así lo explicó la gobernadora Deyanira Soscue durante el evento ‘Promoción de un entorno propicio para las personas defensoras del medio ambiente’, un espacio en la COP16 pensado para amplificar las voces de los y las defensoras de derechos humanos ambientales que trabajan para abordar la crisis climática y de biodiversidad.

El evento, organizado por Ambiente y Sociedad de la mano con Global Witness, entre otras organizaciones, fue la oportunidad para conocer la experiencia y riesgos de vida de líderes y lideresas ambientales de Colombia, Ecuador y Uganda. 

Principales riesgos para las personas defensoras del ambiente

Desde su experiencia con su comunidad en el norte del Cauca, en Suárez, Soscue contó sobre la resistencia de la comunidad y la vulneración de derechos que allí ocurre, no sólo contra las personas, sino contra el ambiente. 

“Las políticas económicas han girado alrededor de un sistema económico extractivista, que siempre lleva propuestas para brindar desarrollo, pero desarrollo nunca se ha visto. Quizá las multinacionales han visto una gran suma económica, pero en nuestras comunidades no ha sido así”, afirmó.

Además, resaltó el espacio que la COP16 ha brindado para que sus voces y acciones de cuidado ambiental sean conocidas por más personas. Por eso, invitó a las personas a cuidar el ambiente desde el corazón, no pensando qué utilidades dejará. “Si no tenemos agua, tierra y oxígeno, nosotros como seres humanos, hemos desaparecido”.

El siguiente invitado fue el activista ugandés Brighton Aryampa, quien lleva años liderando un movimiento para frenar la construcción y el avance del oleoducto East African Crude Oil Pipeline, que tiene más de 1.400 kilómetros y que atraviesa tres países africanos, con todos los impactos sociales y ambientales que trae un proyecto de esta magnitud. 

Por un lado, el oleoducto atraviesa el Lago Victoria y puede afectar los humedales y caudales que nacen en sus aguas, como el famoso río Nilo. Además, Aryampa ha denunciado desde hace meses la criminalización que enfrentan cientos de personas que se manifiestan pacíficamente contra su construcción. A pesar de estos riesgos, Aryampa sostuvo que vino a la COP16 porque quiere “que las personas que están en la COP16 vean cómo en Uganda estamos defendiendo la biodiversidad y las áreas naturales”. 

También denunció que hay gobiernos, empresas y bancos que están engañando a los habitantes de las áreas por donde pasa el oleoducto para vender sus tierras, por lo que es importante educar a las persona en derecho, para que tengan elementos para defenderse de estos abusos. 

Por eso, pidió solidaridad y alianzas mundiales para proteger la vida de los defensores, pues son quienes defienden el planeta. “Las personas que están causando este daño tal vez no vayan a vivir mucho tiempo, pero la consecuencia de sus acciones perdurarán en el tiempo”.

Por su parte, la lideresa indígena ecuatoriana y ganadora del Premio Goldman, Alexandra Narváez, no pudo contener las lágrimas al contar sobre su lucha por defender el Amazonas de los daños causados por la minería. 

Su intervención no solo fue la más emocional, sino que sirvió para sentar la voz de protesta por lo que considera una injusticia: mientras a ella la invitan a espacios de la zona verde, los delegados de los países están tomando decisiones que los afectan directamente a puerta cerrada, sin siquiera escuchar su voz. 

“Para nosotros es desgastante estar acá, pero ahí dentro están a puerta cerrada negociando por nosotros, por nuestra casa y sin nosotros”, denunció.

También contó sobre su activismo y cómo ha logrado proteger recetas de hectáreas de selva tropical. Estas victorias, para Narváez, muestran la importancia de garantizar la vida de los defensores y apoyar su lucha con acciones puntuales, como otorgar derechos de titulación sobre las tierras, que puedan decidir sobre esta y que no solo sean reservas ambientales. 

“Somos indios, somos salvajes, pero somos los que estamos cuidando el ambiente. Es necesario que haya tigres cuidando nuestro territorio porque está en peligro, porque en la COP16, los grandes poderes sólo vienen a negociar y a mentir”, sentenció.

Las intervenciones finales estuvieron a cargo de Siham Drissi, oficial del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y de Michel Forst, relator especial de las Naciones Unidas sobre la situación de defensores de derechos humanos.

Ambos agradecieron las denuncias de los defensores y explicaron, por un lado, las acciones y programas a los que desde las Naciones Unidas están prestando atención. Pero, sobre todo, destacaron la valentía de estos activistas y cómo sus acciones inspiran al mundo.

“Para mi son héroes”, dijo Forst, quien también reconoció la frustración por la falta de voz y voto en los escenarios de participación y de toma de decisiones. Por eso, enfatizó que, más allá de documentos que se negocian a puerta cerrada, “lo que queremos no es solo un compromiso de los países, sino resultados, acciones, que haya un cambio real”.