En el marco de la COP16, nos citamos el domingo 27 de octubre para participar en el panel ‘Los Derechos del Campesinado, su rol y Aportes en el Marco Global de Biodiversidad’, organizado por la Asociación Ambiente y Sociedad.
En este espacio escuchamos a Jani Silva, representante de la Asociación de Desarrollo Integral Sostenible de la Perla Amazónica (ADISPA), Aristides Oime Ochoa, presidente de Asojuntas de Cartagena del Chairá y Alhena Caicedo, directora del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH).La facilitación del diálogo estuvo a cargo de Angie Durán, investigadora del programa de Gobernanza Territorial de la Asociación Ambiente y Sociedad.
Jani Silva de ADISPA inició su intervención advirtiendo que si bien son una Zona de Reserva Campesina (ZRC) reconocida jurídicamente, no han tenido respaldo del Estado. Además, sostuvo que en este momento tienen dos retos grandes: la transformación de la economía campesina ampliando la frontera agrícola, haciendo corredores biológicos y generando sistemas silvopastoriles, y la vinculación de jóvenes y nuevas generaciones a los procesos campesinos.
“El campesinado se está volviendo viejo y nos estamos quedando solos. Somos conscientes de que no se puede seguir ampliando la frontera agrícola, por eso estamos implementando planes prediales en cada finca para identificar las zonas que se deben conservar y en las que es viable seguir cultivando”, dijo.
Silva explicó que, desde la experiencia de la ZRC en Puerto Asís, cada propietario identifica qué puede proteger. En esto han sido fundamentales las mujeres y su trabajo con abejas meliponas, pues esta especie necesita un tipo de árboles y unas condiciones particulares para que prosperen. “Hay que sembrar churimba, achiote, chiro, papaya, para que lleguen los micos. Esto muestra cómo se articula este saber ancestral con el saber técnico. Desde ahí se va construyendo para llegar a una gobernanza organizativa y productiva”.
Al explicar los procesos de creación de Planes de Desarrollo Sostenible de la ZRC, Silva explicó que es notoria la diferencia de visiones que tienen los hombres, las mujeres, los jóvenes y los niños y niñas. En pocas palabras, los hombres piensan desde un enfoque productiva, priorizan por ejemplo, la maquinaria. Por su parte, las mujeres piensan en el cuidado, los jóvenes en el futuro, y los niños en sus parques afectados por las empresas petroleras.
En opinión de Aristides Ochoa, se debe desaprender la idea de que los campesinos y campesinas que habitan el territorio son los grandes deforestadores. “Muchas veces terminamos juzgados, estigmatizados y sentenciados por el Estado y la ciudadanía, cuando lo que buscamos son otras alternativas”, explicó.
Ochoa también contó sobre la experiencia de Asojuntas de Cartagena del Chairá que, compuesta por más de 250 juntas de acción comunal, ha logrado que más de 2.000 familias “le hayan apostado, sin un criterio económico, a la protección de la selva. Dijimos: vamos a hacer el Pacto por la Amazonía. Realmente creemos que esto no se trata de recursos, sino de educar a la gente y a la sociedad en defender la vida”, dijo.
También explicó que aunque no son una Zona de Reserva Campesina, tienen una territorialidad campesina propia: se reconocen como procesos de desarrollo forestal y la biodiversidad. “Decimos que somos un proceso porque creamos un proceso, que es posible crear un territorio unificado y que podamos tener una alternativa para llevar la comida a la casa de abajo hacia arriba, no de arriba a abajo”.
Para la directora del ICANH, Alhena Caicedo, el país lleva cerca de una década moviéndose positivamente hacia una legislación que reconozca e identifique, después de 200 años, a los sujetos campesinos. “Los campesinos estaban invisibilizados. No existían en los Planes Nacionales de Desarrollo (PND), no existían explícitamente en la Constitución. Necesitábamos como sociedad hacer este reconocimiento, era una deuda histórica que este gobierno se dio la tarea de hacer”, sostuvo.
En este sentido, recordó que el Acto Legislativo 01 de 2023 finalmente reconoce de forma constitucional que los campesinos son sujetos de especial protección y, si bien este paso es un marco de oportunidad, también abre desafíos y retos para el Estado y la sociedad para poder garantizar los derechos que tienen las personas campesinas.
“El PND es un plan que sobre todo privilegia a los sujetos campesinos. Son el centro. Está ordenado alrededor de que las vidas de estas personas puedan ser como son, que puedan tener una posibilidad de futuro”.
Finalmente, Caicedo insistió en la heterogeneidad de los campesinos, por lo cual la forma de construir sus territorialidades son distintas, como las ZRC o los territorios agroalimentarios. En este sentido, el acompañamiento y la comprensión jurídica no puede ser el mismo para todas las comunidades. Aún así y con toda esta diversidad, para la antropóloga “el ser campesino es algo que nos tiene que hablar sobre el futuro de este país”.