Fuente oficial: El Espectador
El año pasado, el país perdió 178.597 hectáreas de bosque. Esto representa un aumento del 44 % frente a 2015.
Algo no está funcionando. A pesar del monitoreo en tiempo real, un programa nacional para controlar la depredación de los bosques y fondos aportados por países europeos, la tasa de deforestación, en el último año,aumentó en el país a una escala preocupante. El Ideam, encargado de calcular la cantidad de bosque que pierde Colombia, anunció que la deforestación aumentó un 44 % respecto al año anterior. Es decir, Colombia borró de su territorio 178.597 hectáreas de bosque.
La noticia es preocupante. En 2015, durante la Cumbre de Cambio Climático, en París, el Gobierno colombiano se comprometió a reducir a cero la tasa neta de deforestación en el Amazonas para el 2020. A cambio de su esfuerzo Alemania, Reino Unido y Noruega prometieron girar US$100 millones de dólares gradualmente, siempre y cuando —quedó escrito— bajaran las cifras. Si además se reducían en el resto del país estarían dispuestos a destinar el doble de esa bolsa inicial.
Dos años después de firmar el compromiso y a tres de que se cumpla el plazo, la meta parece inalcanzable en el Amazonas y en el resto del país. La praderización y ganadería extensiva, los cultivos de uso ilícito, el desarrollo de infraestructura vial, la extracción ilícita de minerales y los incendios forestales se conjugaron en el último año para hacer perder al país una gran porción de su patrimonio natural. La mayor parte en la Amazonia.
Lo que está ocurriendo en la selva amazónica es un asunto serio. El 34 % de la deforestación de 2016 se presentó en áreas de los departamentos de Putumayo, Caquetá, Meta y Guaviare, principalmente en los municipios de Uribe, Mesetas (Meta), San Vicente del Caguán, Cartagena del Chairá (Caquetá), Puerto Guzmán y Puerto Leguízamo (Putumayo).
Omar Franco, director del Ideam, recordó, hace menos de un mes, al presentar una de las alertas tempranas de deforestación, que el 95 % de la tala de bosque está concentrada en tan sólo 30 municipios y el 60,2 % corresponde a la región del Amazonas.
El posconflicto parece estar comenzando a pasar una factura ambiental. Nadie tiene muy claro lo que está ocurriendo. Por un lado, está aumentando la especulación de tierras. La promesa de tierras que serán tituladas despertó grandes apetitos. Por otro, la promesa de nuevos desarrollos viales, inevitablemente, atrae la deforestación por quienes quieren tener fincas cerca de la nueva carretera. Por ejemplo, entre los municipios de Calamar y Miraflores (Guaviare), la Gobernación del Guaviare comenzó a promover la ampliación de una antigua trocha utilizada por las Farc. En el bioma amazónico, entre los años 2000 y 2012, el 50 % de las zonas deforestadas se encontraban a una distancia menor de dos kilómetros de un segmento vial y el tamaño de parche deforestado en las zonas próximas a vías es, en promedio, de 4,55 ha.
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