Los consumidores ecológicos tienen que pensar primero en reducir, luego en reutilizar y después en reciclar.
Cada vez más consumidores reciclan y el medio ambiente lo agradece. Pero el reciclaje no es la única ni la más importante acción ecológica que pueden hacer. Las normativas europeas destacan aun más las prioridades ambientales: lo más importante es reducir el uso de recursos, después reutilizar los productos para darles una vida útil más larga y, una vez que el producto no se puede emplear más, reciclarlo de forma adecuada. Este artículo explica cómo hacer bien las tres erres del consumidor ecológico: reducir, reutilizar y reciclar.
1. Reducir
Reducir, es decir, hacer uso de la menor cantidad de recursos naturales posibles, es la acción más importante que los consumidores pueden hacer por el medio ambiente. El objetivo no es que no se consuma nada, sino hacerlo de forma sostenible. Los productos de usar y tirar o los que llevan un empaquetado excesivo son los primeros que se deben evitar. En nuestra vida cotidiana se puede reducir con distintas medidas beneficiosas de ahorro para el medio ambiente y el bolsillo:
Agua: no dejar grifos abiertos, arreglar los que goteen, instalar sistemas de ahorro o reducir el consumo de los productos que más agua necesitan para su creación (agua virtual) disminuirán el gasto de este recurso.
Alimentos: una tercera parte de los alimentos se pierden o desperdician según la ONU. Estudiar la lista de la compra u organizar en casa los alimentos para consumir todos puede ser muy útil para que no acaben en la basura.
Combustible: conducir de forma “ecológica” o utilizar el transporte público o la bicicleta son maneras de recortar el gasto en gasolina.
Energía: las medidas que se pueden hacer son muy variadas, como aislar bien la vivienda, no abusar de los sistemas de climatización, utilizar aparatos eficientes (bombillas de bajo consumo, electrodomésticos de clase A o superior), o anular los electrodomésticos con stand-by y, en general, cualquier sistema eléctrico que no se use.
Papel: para ello se pueden aprovechar las hojas por las dos caras, recibir las facturas en formato electrónico, compartir revistas y periódicos o utilizar papel reciclado.
2. Reutilizar
Darles a los productos la máxima vida útil posible. Con la reutilización, además de generar menos residuos y menos impacto ambiental, los consumidores ahorran dinero. A la hora de hacer la compra, se puede llevar un carro o bolsas reutilizables para evitar las de plástico de un solo uso (aunque estas también se pueden reutilizar si se sabe cómo), y en casa se pueden utilizar tarros, frascos o cajas para guardar todo tipo de productos, rellenar los cartuchos de tinta de la impresora, usar pilas recargables, actualizar el ordenador, etc. Estas son algunas de las formas de reutilizar más comunes, pero no las únicas:
Intercambiar productos usados: algo inútil para uno puede ser un tesoro para otro. Libros, ropa, discos, muebles, etc. se pueden intercambiar entre familiares y amigos, y no está de más pasearse por los mercados de segunda mano. En Internet hay iniciativas para el trueque de todo tipo de artículos, como la red Freecycle.
Reutilizar objetos usados y darles más valor: el conocido como “upcycling” transforma un objeto sin uso o destinado a ser un residuo en otro de igual o mayor utilidad y valor, como mobiliario o joyas, e incluso algunas iniciativas pagan a los consumidores que lleven sus productos viejos.
Reutilizar gafas usadas: diversas ONG y empresas colaboran para que las gafas viejas puedan servir en países en desarrollo.
Reciclar aparatos electrónicos: varias páginas web proponen un sistema que recoge en nuestra casa los aparatos electrónicos en buen estado pero que ya no se usan, da un dinero por ellos y los reutiliza para personas con menos recursos.
Reutilizar aguas grises: el agua usada en la cocina, la colada, el cuarto de baño, lavabos, fregaderos, regaderas, etc. se puede aprovechar de nuevo gracias a varios sistemas.
3. Reciclar
Tras consumir de forma sostenible los productos y darles la mayor vida útil posible, es el turno de aprovechar sus materiales para volver a hacer otros productos. Los beneficios para el medio ambiente de reciclar son tan considerables que el esfuerzo merece la pena. Para ello, hay diversos contenedores que hay que conocer. En el amarillo los envases de plástico y metal, en el azul el papel y cartón, y en el verde el vidrio. Para evitar errores en el reciclaje conviene saber los diferentes tipos de residuos y dónde se deben reciclar. Además de los tres contenedores más típicos, hay también otros para pilas, bombillas o el aceite usado.
Por su parte, el compostaje es un tipo de reciclaje que aprovecha la materia orgánica de los residuos para enriquecer plantas y cosechas o luchar contra la contaminación. Los consumidores pueden usar sus propias compostadoras en el hogar, o compostar gracias a los contenedores públicos que algunas ciudades han ubicado junto al resto de contenedores “clásicos”.
En cuanto a los residuos urbanos peligrosos o de gran volumen (pequeños electrodomésticos, ropa, aceite, teléfonos y ordenadores, baterías, etc.), no deben abandonarse en la calle y mucho menos en plena naturaleza.
Por: Alex Fernández Muerza