La semana pasada el presidente de la república, Juan Manuel Santos, anunció un corredor ambiental en la Amazonia colombiana, venezolana y brasilera. Lo que no sabíamos era que detrás de este anuncio se escondía en el nuevo Plan Nacional de Desarrollo el mico escandaloso de la reducción de la región Amazónica colombiana a un 50 % de la actual.
COLUMNISTA EL COLOMBIANO
RICARDO LOZANO
PUBLICADO EL 22 DE FEBRERO DE 2015
En este Plan (ver pág. 544) se le entregan las áreas protegidas, los bosques y la biodiversidad de los departamentos del Guainía, Vaupés y Guaviare a los grandes agricultores y ganaderos del Llano y para asegurar la explotación extractiva y ganadera en la selva, el Plan le anexa a la región del Amazonas, departamentos andinos con vocación de suelos y patrones de desarrollo muy diferentes, como el Huila, Tolima y Caquetá. Ambientalmente, Colombia va al revés.
¿Por qué el Presidente de la República y Minambiente no le cuentan a la comunidad nacional e internacional el futuro del Amazonas colombiano en su nuevo Plan? En vez de blindarla de las actuales amenazas, ¿por qué se le abrió más la puerta al cambio de uso de sus suelos y el agotamiento de su riqueza? ¿Por qué DNP no diseñó un modelo de desarrollo de la cuenca amazónica basado en su propia estructura ecológica principal?
Si la excusa era reducir la desigualdad entre regiones, es muy importante que se entienda que para la misma OCDE la igualdad está basada en la diversidad. No se puede imponer el mismo modelo de desarrollo errado de unas regiones sobre otras. ¿A quién se le ocurre lanzarles a las comunidades del Amazonas de manera definitiva el modelo de desarrollo del Caquetá, Huila y Tolima? o entregar las áreas protegidas y reservas de bosques del Guainía, Vaupés y Guaviare a los grandes agricultores y ganaderos de los Llanos?
Otro “orangután” es la llamada Licencia Express. Los artículos 164 y 165 de la Ley del Plan se aseguran en modificar los artículos 57 y 58 de la Ley 99 de 1993, relacionados con los tiempos en los trámites. Como si la reducción de estos fuera la solución a los conflictos actuales con comunidades y con las autoridades ambientales. El problema radica en que no existe capacidad en Minambiente para atender la demanda creciente y mucho menos a la reducción de los tiempos para evaluar y analizar los impactos. La eficiencia de la gestión ambiental radica en el seguimiento de un buen Plan de Manejo, no en la expedición de una licencia.
El tercer “mico” está relacionado con la Zonificación de Páramos y Humedales. En los artículos 158 y 159, Minambiente insiste en cartografiar los ecosistemas de páramos y humedales basados en el uso y vocación económica del suelo. No son mapas de páramos o humedales, sino ejercicios de cartografía de áreas de humedales o de páramos compatibles con actividades mineras o agropecuarias hechos con Minminas o Minagricultura, respectivamente.
En el Plan no se puede engañar afirmando que en las áreas delimitadas como páramos no se podrán adelantar actividades agropecuarias, mineras o de hidrocarburos. En la metodología para la delimitación de los mismos se dice que inicialmente deberá tener como área de referencia la definida por el Humboldt, pero que posteriormente en esta área la autoridad ambiental regional deberá elaborar los estudios que caractericen el contexto económico, entre otros, y además Minambiente al interior de dicha área, deberá delimitar el área de páramo con base, otra vez, en criterios económicos y otros más.
Quiere decir que solamente cuando en el Páramo se le destinen las áreas para la exploración y explotación de minerales, hidrocarburos o actividades agrícolas, a las áreas restantes se les podrá llamar Área de Páramo, y es sobre estas a las que se les podrá prohibir su exploración y explotación de minerales, hidrocarburos o actividades agrícolas. Los ratones cuidando el poco queso.
¿No es suficiente con el daño hecho al Páramo de San Turbán?.