Invita a
Organizaciones, movimientos, redes, colectivos y personas interesadas en el campo y los alimentos a sumar esfuerzos para contribuir a que las y los campesinos[i] sean revalorizados y fortalecidos por las políticas públicas y por la sociedad, reconociéndoles el papel central que juegan en la economía, la producción de alimentos saludables y la conservación del medio ambiente en el país.
Con la adhesión a la siguiente Declaración:
De las y los pequeños productores campesinos dependen el desarrollo de nuestra economía; el acceso a alimentos frescos, saludables y variados, y la conservación del medio ambiente.
Reconocemos que:
- La pequeña unidad campesina es predominante en el campo mexicano: de los 4 millones 69 mil 938 Unidades de Producción (UP) con actividad agropecuaria o forestal, 70% son menores o iguales a 5 hectáreas. A pesar de sus condiciones precarias para producir y de la falta de apoyos económicos gubernamentales, genera 40% de la producción agropecuaria nacional. Aun así, tiene un elevado potencial productivo por desarrollar. Siete de cada diez de estas pequeñas UP son productoras de maíz (blanco y amarillo) y seis de cada diez de frijol. La pequeña unidad genera el 60% del empleo agropecuario familiar y contratado; produce alimentos sanos y nutritivos; mantiene la diversidad biológica, de manera fundamental la del maíz, base de nuestra alimentación; resguarda los recursos naturales, y es importante abastecedora de la agroindustria. Todo lo anterior lo hace en sólo 17% de la superficie laborable de nuestro país, en su mayoría con condiciones de temporal y escasos apoyos públicos de fomento productivo[ii].
- La pequeña producción mantiene vivo el legado de las y los antiguos pobladores que desde hace más de diez mil años iniciaron en esta región de la Tierra el cultivo de maíz, calabaza, frijol, chile, jitomate, aguacate, vainilla, papaya, guayaba y otros alimentos que en conjunto representan el 16% de las especies que hoy consume la humanidad[iii]. Es decir, uno de cada siete alimentos tuvo su origen en esta región. Esta agrobiodiversidad, que subsiste gracias a las y los pequeños productores, es amenazada por la degradación ambiental y los monocultivos.
- La agricultura mesoamericana fue la base que permitió el florecimiento de una de las civilizaciones originarias de la humanidad.[iv]
- La agricultura en pequeña y mediana escala fue capaz de producir los alimentos demandados por la urbanización y el desarrollo industrial del país; incluso generó excedentes para la exportación. Gracias al apoyo público y de la sociedad, la economía rural creció 6% en promedio anual entre 1940 y 1980, generando empleos e ingresos para el medio rural.
- La labor de las y los pequeños productores permite combatir el mayor problema de salud pública en México: la epidemia de obesidad, que se ha incrementado en los 30 años recientes. La incidencia de sobrepeso y obesidad en mujeres adultas aumentó de 35% en 1988 a 73% en 2012.[v] La diversidad de cultivos es indispensable para el fomento de dietas variadas que contribuyan a enfrentar la desnutrición, el sobrepeso, la obesidad y la diabetes, problemas muy extendidos en nuestro país.
- La producción campesina de alimentos es la base del reconocimiento a la cocina tradicional mexicana como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Fue reconocida por la UNESCO en 2010 por ser “un modelo cultural completo que comprende actividades agrarias, prácticas rituales, conocimientos prácticos antiguos, técnicas culinarias y costumbres y modos de comportamiento comunitarios ancestrales. Esto ha llegado a ser posible gracias a la participación de la colectividad en toda la cadena alimentaria tradicional: desde la siembra y recogida de las cosechas hasta la preparación culinaria y degustación de los manjares”.[vi]
Estos datos demuestran que las y los pequeños agricultores son sujetos productivos indispensables para el desarrollo del campo y para garantizar el abasto de alimentos diversos, frescos y saludables; son una pieza clave para mejorar la economía y la alimentación de las y los mexicanos.
Sin embargo, la agricultura campesina ha sido relegada en las décadas recientes. A partir de 1982, cuando se abandonó a la y el pequeño productor, la economía rural se ha estancado y no crece más del 2% anual, no hay empleos, se dispara la pobreza y la migración. México se transforma en un país dependiente alimentariamente y en crisis nutricional.
A las y los campesinos se les ha creado una imagen injusta como “expresión del pasado”, “ancla para el desarrollo” o “pobres”, “improductivos e ineficientes, que depredan los recursos naturales, con procedimientos ineficientes, para generar productos de baja calidad”.
Por todo lo anterior, es vital para nuestro país valorar y apoyar a las y los campesinos, sus medios y modos de vida, producción y cultura. Para ello, es necesario mantener la propiedad social de la tierra y el agua como base de la producción campesina de alimentos, y como bienes básicos para la reproducción social y la plena realización de los derechos a la alimentación, al agua y a la vida.
Hoy es indispensable revalorar y fomentar el potencial productivo de las y los pequeños productores agrícolas, así como hacer plenamente justos, progresivos y eficientes los programas dirigidos a este sector, al igual que los apoyos técnicos y económicos, ya que mejorar sus condiciones productivas redunda en beneficios para toda la sociedad.
Convocamos a:
Sumarte a la Campaña Nacional “Valor al campesino”, firmando esta declaración, difundiéndola ampliamente y participando en las acciones que de ella se deriven, las cuales pueden consultarse en www.valoralcampesino.mx
Firmantes y Convocantes:
Ashoka
Asocación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC)
El Poder del Consumidor
Fundar, Centro de Análisis e Investigación
Fundación Semillas de Vida
Subsidios al Campo
[i] En esta campaña utilizamos el concepto campesina y campesino en un sentido amplio; dependiendo de la zona del país, se reconocen como campesinos, rancheros, pequeño agricultor, milpero, entre otros.
[ii] Robles Berlanga,Héctor, 2013. “Los pequeños productores y la política pública”. En El sur-sureste mexicano: crisis y retos. Juan Pablos Editor-CESOP. Páginas 81-88.
[iii] Sarukhán, J., et al. 2008. Capital natural de México. Síntesis: conocimiento actual, evaluación y perspectivas de sustentabilidad. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México.
[iv] León Portilla, Miguel, 2006; Mesoamérica: una civilización originaria. Arqueología mexicana, ISSN 0188-8218, Vol. 14, Nº. 79 (mayo-jun.). Páginas 18-27.
[v] ENSANUT: Encuesta Nacional de Salud y Nutrición. Gutiérrez JP, Rivera-Dommarco J, Shamah-Levy T, Villalpando-Hernández S, Franco A, Cuevas-Nasu L, Romero-Martínez M, Hernández-Ávila M. Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012. Resultados Nacionales. Cuernavaca, México: Instituto Nacional de Salud Pública (MX), 2012.
[vi]UNESCO 2010. “La cocina tradicional mexicana, cultura comunitaria, ancestral y viva – El paradigma de Michoacán”. Consultada el 19 de mayo de 2015 a las 9:00 horas.
http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?lg=es&pg=00011&RL=00400