Los planes mineros sobre el Valle de Cocora y la amenaza que puede representar La Colosa para la supervivencia del árbol nacional tiene alarmados a científicos y pobladores. AngloGold Ashanti asegura que sus acciones no afectarán.

El último día de marzo, el Banco de la República presentó, después de semanas de controversia, el primer billete de $100.000 de Colombia. Sus imágenes rendían homenaje al expresidente Carlos Lleras Restrepo, abuelo de Germán Vargas Lleras, y al árbol nacional: la palma de cera (Ceroxylon quindiuense). Incluir las imágenes del Valle de Cocora, en Salento (Quindío), era una buena manera de recordarle al país que esas plantas de hasta cincuenta metros de alto poco a poco se han ido agotando. Era, decían, otro intento por protegerlas.

Pero a los ojos de los habitantes de Salento, esos intentos empezaron a diluirse en menos de una semana. Ocho días después de que se presentaran las imágenes que en adelante llevarían los colombianos en sus bolsillos, a los escritorios de la Alcaldía de ese municipio llegó documento que los dejó pasmados. Era una notificación de la Agencia Nacional Minera (ANM) en la que les advertían que estaba en trámite una propuesta para hacer exploración y explotación de oro y platino en un área de 3.182 hectáreas entre Salento, Filandia y Quindío. En caso de que se opusieran, tenían treinta días para decir por qué. Sus argumentos debían estar soportados en “estudios técnicos, sociales y ambientales”.

“Seamos sensatos –dice Tatiana Herrera–. ¿Usted cree que un municipio como Salento, de casi diez mil habitantes, tiene la capacidad para hacer en un mes estudios que desvirtúen esa decisión? La respuesta es obvia”.

Tatiana es la personera del municipio y desde que se enteró de que la ANM estaba contemplando la posibilidad de otorgar títulos mineros en el Valle de Cocora ha emprendido una batalla para tratar de que esas intenciones se queden en el papel. Ella fue quien escribió los ocho párrafos que esta semana circularon en redes sociales y que llamaban la atención sobre los nuevos proyectos que le esperan a Salento.

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Esta nota sintetiza información original de El Espectador