Según el reporte, entregado por la médica veterinaria de la Unidad, Lina María Puentes, el 80 % de las aves son tinguas azules (Porphyrio martinica), que han sido traídas por habitantes de la capital desde diferentes sectores del centro, norte y occidente.
Todos los años por esta época, estas aves migran desde Estados Unidos a México y Suramérica, y debido a la intensa temporada de verano, no han encontrado los espejos de agua en Bogotá y la Sabana a los cuales estaban acostumbrados, por lo que han terminado en parques o en los antejardines de algunas viviendas.
La tingua azul es una de las 250 especies de aves de pantano que se ubican en los humedales y cuerpos de agua de Bogotá, según la Secretaría Distrital de Ambiente.
El tamaño de esta especie, de color verde azuloso, con pico y patas largas de color amarillo, puede ser hasta de 33 centímetros en edad adulta; los juveniles, que presentan una coloración café, son de menor tamaño.
La veterinaria de Urras explicó que a pesar de las campañas realizadas por la Secretaría Distrital de Ambiente sobre los cuidados que se deben tener con esta vistosa ave, los ciudadanos desconocen ciertas recomendaciones claves para evitar lastimarlas.
En primer lugar, se debe tener en cuenta, advirtió la profesional, que estas aves no son mascotas y el hecho de arribar a una casa no implica que se deban apropiar de ellas, pues deben estar en su hábitat natural. Además, pueden ser peligrosas, en particular para los niños, ya que tienen unas uñas filosas y pico fuerte.
Igualmente, recomendó que las aves sanas deben ser llevadas directamente al centro de recepción de la Alcaldía de Bogotá, ubicado en la localidad de Engativá, al noroccidente de la ciudad. También, se cuentan con otros sitios de recepción como la Terminal de Transporte Terrestre, en el occidente de la ciudad; la Terminal Satélite del Sur y el aeropuerto El dorado.
La veterinaria indicó que dos de las 15 tinguas recibidas murieron debido a las condiciones en que se encontraban. En la necropsia se encontró que una de ellas padecía la enfermedad que comúnmente se conoce como gota, ocasionada por una dieta inadecuada, deshidratación o un problema renal.
Lina María Puentes anunció que las últimas tres tinguas que se mantenían en el centro, una de las cuales fue atendida por la afección en una de sus patas, serán entregas a la Secretaría de Ambiente para su posterior liberación.
Estas aves son llevadas a los humedales de la capital que aún se conservan en buenas condiciones, como La Conejera o Santamaría del Lago.
Además de tinguas, este año la Unidad de Rescate de la U.N. ha recibido, en su mayoría, aves rapaces como cervatillos, un gavilán y un águila de páramo entregada por una unidad de rescate de la CAR, debido a una lesión por disparo con arma de fuego.
La unidad de atención a animales silvestres de la U.N. tiene una capacidad para atender en promedio a 250 animales.