Por: Santiago Rengifo, investigador del área de Gobernanza Territorial.
Uno de los conflictos socio ambientales más relevantes en el piedemonte Amazónico es el avance de la deforestación. Este es el caso de Cartagena del Chairá, municipio del departamento de Caquetá que se extiende sobre el margen del Río Caguán. En este municipio se han registrado altas cifras de deforestación durante las últimas dos décadas. Según Global Forest Watch, del 2002 al 2023, este municipio perdió el 76% de su cobertura boscosa durante este periodo.
Para hacerle frente a este fenómeno, múltiples enfoques institucionales y la sociedad civil han desplegado una serie de acciones que van desde imposiciones coercitivas y sanciones a quienes deforestan. La persecución por medio de estas acciones ha estigmatizado a la población campesina como responsable de este conflicto socioambiental, acrecentado su condición de vulnerabilidad e invisibilizando sus luchas por la construcción de modelos de vida digna y cuidado por sus territorios. Como respuesta a estos señalamientos , el campesinado desde sus prácticas tradicionales ha propuesto alternativas productivas que transitan hacia modelos económicos sostenibles.
Este es el caso en las zonas rurales del municipio de Cartagena del Chairá, desde las estructuras comunales organizadas, como resultados de las iniciativas autónomas conocidas como Núcleos veredales. La comunidad de Nupias en el Núcleo 5, ha fortalecido su proceso organizativo, desde principios de solidaridad y cooperativismo, para recuperar el uso de semillas nativas como la caña regional caqueteña y para la implementación de sistemas silvopastoriles como estrategia para ganarle terreno al pasto y devolverlo al bosque.
Estas apuestas por modelos de alternativas sostenibles por el cuidado del territorio han sido acompañadas por la Asociación Ambiente y Sociedad y Asojuntas. Desde un proceso de priorización de acciones identificadas junto a la comunidad se ha logrado fortalecer procesos técnicos, adaptar nuevas tecnologías a las iniciativas propuestas y fortalecer el proceso organizativo del Núcleo.
Las experiencias de estas alternativas se han registrado a través de la granja Integral agroambiental y las fincas modelo. Este primero se ha hecho realidad por medio de un laboratorio comunitario para recuperar e incentivar el uso de semillas nativas y lograr realizar, más adelante, un proyecto piloto para la comercialización y transformación de los productos propios del territorio. Con el objetivo de detener la extensión de las praderas para ganadería, 32 familias de las veredas del Núcleo 5 han reducido los espacios de siembra de pasto y, mediante el uso de sistemas silvopastoriles, han mantenido cobertura boscosa, identificando las especies nativas que permiten un proceso de integración.
Estas apuestas han logrado posicionar alternativas de ingresos a las comunidades —con la posibilidad de realizar un proceso de reconversión paulatino— que permiten superar la dependencia de economías que han afectado directamente el ambiente en el territorio. Adicionalmente, esto ha permitido ampliar la visión de la comunidad de únicamente centrarse en la productividad como principal motivador, ver la importancia del fortalecimiento de modelos de unión comunitaria y familiar, esquemas de producción cooperativos y mantener espacios de encuentro y reunión comunitarios permanentes.
Es indispensable continuar este proceso, resaltando el compromiso y voluntad de las comunidades a pesar de las presiones externas impuestas. Se espera que, para el 2025, lo hasta el momento alcanzado por Núcleo 5 pueda consolidarse como un piloto para ser amplificado y replicado en otras veredas del municipio de Cartagena del Chairá.
Este proceso permite evidenciar que atender las causas agrarias de las presiones sobre áreas ambientales, no solo permitiría consolidar soluciones de más largo plazo, sino implementar medidas bajo criterios de justicia ambiental y agraria, aportando también a la construcción de paz cotidiana en estos territorios.