En San Luis, al oriente antioqueño, el 17 de junio de 2025 la Asociación Ambiente y Sociedad junto a la Corporación CEAM realizó el Foro “Derechos campesinos, tenencia de la tierra y gobernanza ambiental en la Reserva Forestal La Tebaida”; un espacio de diálogo entre pobladores e instituciones fundamental para construir modelos de conservación ambiental que respeten los derechos territoriales de las comunidades campesinas y pobladores de la región.
Además de contar con la participación de CORNARE y el delegado de su Consejo Directivo, el espacio recibió a más de 50 habitantes de distintas veredas de la Reserva Forestal Protectora Regional (RFPR) Cuchilla La Tebaida, ubicada entre los municipios de San Luis y San Carlos.
Un proceso de largo aliento
Desde 2023, Ambiente y Sociedad, en alianza con CEAM, ha acompañado la construcción de una ruta jurídico-política para comprender la situación de la tenencia de la tierra en zonas de reservas forestales en Colombia.
En ese marco, desarrollamos una investigación con enfoque de estudio de caso sobre 17 predios ubicados en la Reserva Forestal Protectora Regional (RFPR) Cuchilla La Tebaida, con el propósito de establecer la situación jurídica de los campesinos que habitan esta zona.
Esta investigación permitió abrir un espacio de diálogo con instituciones locales, regionales y nacionales, denominado “Mesa Interinstitucional alrededor de la tenencia de la tierra en la Cuchilla La Tebaida”. Su objetivo es construir un diagnóstico y promover soluciones que contribuyan a impulsar acciones ante las autoridades competentes en temas de saneamiento, acceso y formalización de la propiedad, en garantía de los derechos de los campesinos y pobladores.
Uno de los principales logros del proceso fue la conformación de una línea base sobre la situación jurídica de la tenencia campesina en la RFPR-La Tebaida. Entre los hallazgos más relevantes, se determinó que 13 de los 17 predios analizados se encuentran en situación de informalidad, un dato preocupante que refleja una problemática estructural de informalidad en la tenencia de la tierra en Colombia.
Espacio de pedagogía técnica
Abriendo el evento, Evelio Giraldo de CEAM explicó que un plan de manejo surge cuando “Hay una zona, de alto interés ambiental que amerita esfuerzos extraordinarios para ser conservada y protegida de los procesos de degradación”. Por esto subrayó la relevancia de estos Planes como instrumentos técnicos que pueden facilitar la gestión participativa del territorio.
Wilmar Niño, investigador en Gobernanza Territorial de Ambiente y Sociedad, destacó que “los planes de manejo ambiental de áreas protegidas son una herramienta que puede hacer posible tanto el cuidado y la conservación de los ecosistemas como la garantía de los derechos de participación del campesinado“.
Por su parte, Mauricio Aristizábal de CORNARE explicó que “un área protegida se declara a fin de proteger unos objetos de conservación que hay allí, como caminos ancestrales. Es un espacio limitado geográficamente, reglamentado y administrado. Pero la administración no es única de una sola entidad, sino que caben las comunidades que lo habitan”.
Comunidades expresan sus preocupaciones
En un espacio de preguntas, los habitantes de la reserva aprovecharon el espacio para manifestar sus inquietudes sobre diversos temas que afectan su cotidianidad. Entre las principales preocupaciones expresadas se encuentran:
- Las afectaciones de la minería en sus territorios
- El destino de programas anteriores y su continuidad
- Las limitaciones para el uso productivo de sus propiedades
- La necesidad de claridad sobre los mecanismos de gobernanza territorial
Debate sobre compensaciones
Hacia el final del encuentro hubo un desencuentro entre asistentes que surgió cuando se abordó el tema de las compensaciones por conservación. Mauricio Aristizábal de CORNARE utilizó una analogía: “A ninguna persona se le paga por no pasarse un semáforo en rojo. Así debería pensarse la conservación”.
Sin embargo, varios participantes cuestionaron esta comparación, señalando que aunque no se premia por respetar las normas de tránsito, sí se multa cuando se irrespetan. Esta discusión evidenció diferentes perspectivas sobre cómo debe abordarse económicamente la conservación en territorios habitados.
Un participante argumentó que aunque los beneficios de conservar son evidentes -como el mantenimiento de fuentes de agua y la calidad del aire- también se debe pensar la conservación desde los beneficios que genera, no solo desde sus restricciones para la productividad campesina.
Desde CORNARE se aclaró que las compensaciones “no se trata de un subsidio, no puede ser un subsidio”, mientras que algunos participantes mantuvieron que sí se les puede pagar a los propietarios por sus actividades de conservación.
A pesar de estas discusiones, se resaltó el carácter dialogante del Foro y se recordó que todos estaban allí por un mismo objetivo: proteger el ambiente y garantizar los derechos de los habitantes.
Una gobernanza territorial participativa
El foro demostró la importancia de construir espacios de diálogo entre instituciones y comunidades para abordar los desafíos de las áreas protegidas en Colombia. En este caso, la actualización del Plan de Manejo se presenta como una oportunidad para desarrollar modelos de gobernanza ambiental más participativos e inclusivos.
Los campesinos y pobladores que habitan la RFPR-La Tebaida han logrado identificar una ruta jurídico-política fundamental para la garantía de sus derechos sobre la tierra. Este proceso se ha visto fortalecido con la conformación de la Mesa Interinstitucional y los primeros resultados que han surgido de dicho espacio.Un ejemplo de ello es el diálogo desarrollado en el Foro de San Luis, donde se trazaron los primeros caminos hacia una respuesta institucional frente a la situación jurídica de la tenencia de la tierra en la RFPR-La Tebaida.
Desde Ambiente y Sociedad creemos que el cuidado del ambiente no debe ir en contravía de los derechos, la gobernanza y la participación de campesinos y pobladores. Y este foro mostró que es posible y necesario el diálogo para construir modelos de conservación donde las comunidades campesinas sean protagonistas de la protección ambiental.





