Primera publicación: Blogs El Espectador
Por: Karla Díaz
El diseño metodológico construido por la Agencia de Renovación del Territorio (ART), con el objetivo de implementar los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), se puede catalogar como un simulacro de participación de las comunidades afectadas por el conflicto armado. Su objetivo no radica en la inclusión de la participación ciudadana durante su desarrollo, sino que, por lo contrario, se perfila como un instrumento para la validación de decisiones previamente tomadas.
De acuerdo con dicho modelo metodológico, denominado Hoja de Ruta (HDR), la participación ciudadana se desarrolla en la etapa de validación territorial con los siguientes objetivos: i) dar a conocer el proceso, propósito y la participación de los actores estratégicos, ii) presentar la información de los componentes de la Hoja de Ruta, iii) retroalimentar la información, iv) socializar la utilidad de la HDR y v) incentivar la apropiación del instrumento.
Como se aprecia en los verbos utilizados, la participación de las comunidades se reduce a escuchar y dar información para retroalimentar la HDR. En efecto, los consultores, según un documento de 2019 de la ART, reconocen que “la aplicación del MCDA-PDET (Hoja de Ruta) puede enfrentarse a ciertas rigideces institucionales, a riesgos jurídicos o de legitimidad en la comunidad que pueden poner en riesgo el proceso de ordenamiento de iniciativas o incluso el desarrollo de la Hoja de Ruta en la subregión”. Además, afirman que la ausencia de participación en la construcción del escenario meta puede conducir a que “la priorización de iniciativas se aleje de la visión de desarrollo territorial por parte de las comunidades”.
De acuerdo con una clasificación de espacios de participación, recogiendo los análisis de Fung de 2003, Lora, Muñoz y Rodríguez de 2008 y Arnstein de 1967, se podrían categorizar cinco tipos de espacios de interlocución que persiguen cuatro modelos de participación:
Tabla 1. Tipos de espacios de participación
Al contrastar estas categorías con los objetivos de la etapa de validación, enunciada al inicio de este texto, es posible observar que la ciudadanía no es llamada a opinar sobre la metodología de la Hoja de Ruta en sí, . Como apuntaba Arnstein en 1969, la participación en un marco reducido se entiende como participación manipulada.
En este caso se confirma lo descrito en la tabla anterior: “La información sobre el diseño metodológico y sus resultados no es pública o es de difícil acceso”. A esto se suma que se presenta a los grupos motor como muestra de la participación ciudadana en la toma de decisiones, pero esta supuesta participación se da sin información clara, previa y completa sobre la decisión a tomar y limita la retroalimentación de la estrategia (participación decorativa, según Arnstein).
Lo anterior corresponde a la categoría de información unidireccional parcial “La ciudadanía no conoce todos los elementos del diseño metodológico, sino tan solo aquellos que la autoridad desea darle a conocer”.
En ese sentido, la participación -entendida por el Acuerdo Final de Paz como el involucramiento efectivo de las comunidades en la formulación, ejecución, seguimiento y control de los PDET- se ve reducida a espacios de validación, confirmando lo planteado por el Centro de Pensamiento y Diálogo Político en 2021: “Pese a la gran importancia que los PDET tienen para la construcción de la paz, en el proceso surtido tanto por el diseño metodológico como en la elaboración de las hojas de ruta se advierten inconsistencias y distorsiones que introducen —en los niveles técnico y político— grados de incertidumbre sobre el cumplimiento efectivo de lo acordado y permiten reafirmar que lo que se encuentra en curso es más bien una aparentemente sofisticada operación de simulación”.
La participación entendida como validación de iniciativas se asemeja a la categoría de simulación participativa (en la medida en que permite ajustar algunas iniciativas), pero no se busca una participación real de la ciudadanía.
Ya en un anterior artículo se evidencia cómo la metodología de en la fase de elaboración del Plan de Acción para la Transformación Regional (PATR), y desarticula la implementación de los demás componentes de la Reforma Rural, especialmente de los mecanismos para el acceso a la tierra de campesinos y campesinas.
Este es el segundo artículo de una serie que presenta argumentos sobre la tergiversación que han sufrido los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) en su proceso de desarrollo, cuyo análisis completo se encuentra en el documento “Que pasó con los PDET: Balance de su implementación en el Caquetá y Putumayo”.