El evento literario más importante de Colombia, la Feria Internacional del Libro de Bogotá, fue el escenario perfecto para que Ambiente y Sociedad presentara sus dos más recientes investigaciones.
Por un lado, y en coedición con la Universidad del Rosario, presentamos el libro ‘La defensa ambiental como salvaguarda de la vida: estudio sobre el rol de las personas defensoras del ambiente en la Amazonía Colombiana’.
Además, elaboramos un libro bajo el liderazgo de nuestra directora Margarita Flórez,‘La Implementación del Acuerdo de Escazú: una prioridad para la democracia ambiental’, que reúne las investigaciones de varias autoras al respecto del avance de la aplicación de este Acuerdo en el país, a menos de un año de su ratificación.
Una mirada aguda a la defensa ambiental en la amazonía
El libro ‘La defensa ambiental como salvaguarda de la vida: estudio sobre el rol de las personas defensoras del ambiente en la Amazonía Colombiana’ es el resultado de más de dos años de investigación y documenta los desafíos, estrategias y plantea propuestas para quienes protegen este territorio vital para el planeta.
Además, el texto plantea que la protección del ambiente constituye un pilar fundamental para el ejercicio de otros derechos y destaca avances jurídicos significativos, como el reconocimiento de ríos como sujetos de derechos en Colombia.
Durante el evento, moderado por Vanessa Torres, subdirectora de la Asociación Ambiente y Sociedad (AAS), contó con la participación de Luisa Sánchez, autora principal de la investigación, Sofía Díaz Echeverri, coordinadora del proyecto, y Silje Haugland, enviada especial para Clima y Bosques de la Embajada de Noruega en Colombia.
“No es un libro pensado para expertos. Está concebido para todas las personas que se conmueven con la defensa del medio ambiente”, explicó Sánchez durante el lanzamiento. Según la autora, la principal contribución de la obra es “atreverse a mirar con detalle, a escuchar lo que significa ejercer la defensa ambiental en uno de los territorios más importantes del planeta, la Amazonía colombiana”.
Para Sánchez, la defensa ambiental debe entenderse como “una práctica vital ejercida por personas que protegen la tierra y el agua desde sus distintos modos de vida”, y no como una mera categoría política.
“No buscamos separar la defensa ambiental de la defensa de los derechos humanos. Estos liderazgos sostienen la vida y no pueden verse como un problema local, sino como un llamado a la defensa colectiva“, subrayó.
Lo comunitario como estrategia de protección
Otro de los hallazgos de la investigación fue descubrir la riqueza de estrategias de autoprotección desarrolladas por las comunidades amazónicas.
“Lo esperanzador fue constatar que la ancestralidad y la sabiduría colectiva siguen siendo pilares de esa defensa”, según Sofía Díaz, quien también destacó el papel de las guardias indígenas como “una de las vías más prometedoras para asegurar la continuidad de la defensa ambiental en estos territorios”.
Por su parte, la enviada especial para Clima y Bosques de la Embajada de Noruega en Colombia, Silje Haugland, valoró el enfoque territorial, situado y comunitario del estudio. “Este libro honra la labor y valentía de las personas que defienden el ambiente y destaca los saberes propios como elemento de defensa”.
Además, este libro -hecho posible gracias al apoyo del International Development Research Centre (IDRC)- analiza los desafíos concretos que enfrentan los defensores, como la presencia de grupos armados en sus territorios y propone alternativas basadas en los sistemas de conocimiento propio y la aplicación efectiva del Acuerdo de Paz de 2016.
Por esto, el evento concluyó con un llamado a reconocer la Amazonía colombiana como un territorio de protección para el mundo entero y a fortalecer los procesos de defensa que han tenido que establecer sus protectores, quienes enfrentan amenazas constantes por su labor.
¿Cómo marcha la implementación del Acuerdo de Escazú en Colombia?
Para la presentación del libro ‘La Implementación del Acuerdo de Escazú: una prioridad para la democracia ambiental’, contamos con un panel compuesto solo por mujeres ambientalistas. Por un lado, nos acompañó Tatiana Roa Avendaño, viceministra de Ordenamiento Ambiental del Territorio del Ministerio de Ambiente. Por parte de AAS, participaron las coautoras Karol Sanabria, Vanessa Torres y Margarita Flórez, editora del texto.
Entre otros aspectos, la investigación sistematiza experiencias territoriales e identifica brechas significativas en el acceso a la información ambiental, señalando desafíos específicos tanto en contextos urbanos como rurales. Así, las panelistas ofrecieron un panorama del estado actual de la democracia ambiental en el país, entendida como “la toma de decisiones con participación activa de la sociedad”, como explicó Vanessa Torres, subdirectora de AAS.
La metodología del estudio incluye un análisis de los diversos actores involucrados en la implementación del Acuerdo. “Queríamos averiguar cuáles son los actores acá: el sector privado es claro”, explicó Margarita López, quien destacó “un cambio muy interesante en las actividades privadas dentro de las agremiaciones”.
Un acuerdo nacido de la lucha social
Abriendo la conversación, Tatiana Roa destacó que “Escazú ha sido el resultado de la lucha de la gente para el reconocimiento de los derechos y la democracia ambiental”. Pero advirtió que la ratificación no es suficiente, y que ahora viene lo más complejo del Acuerdo: su implementación”.
Precisamente, esta fue uno de los principales hallazgos de las investigaciones. “La información ambiental sigue siendo dispersa, técnica y poco accesible”, de acuerdo con Karol Sanabria, quien también mencionó prácticas concretas que evidencian fallas en el acceso al derecho, como la disponibilidad de información únicamente en inglés.
El estudio revela que el género atraviesa estas dificultades pues, por ejemplo, las mujeres defensoras, además de enfrentar el peso institucional, “cargan con la amenaza institucionalizada, el machismo estructural y las labores de cuidado”, según señaló Roa
Tres grandes retos para la implementación
La investigación identificó tres desafíos fundamentales para la efectiva implementación del Acuerdo:
- Garantía de un entorno propicio y seguro para quienes defienden el ambiente. Como apuntó Margarita Flórez: “Los defensores ambientales diariamente defienden algo, no solamente cuando los matan. Los defensores quieren defender la vida”.
- Acceso real a la justicia ambiental, que “no puede ser un privilegio de quienes están en capitales o tienen acceso a mecanismos judiciales”, de acuerdo con Roa.
- Participación incidente con enfoque de género e interculturalidad, que “no puede limitarse a ser un acta firmada”.
Más que buenas intenciones
Cerca del cierre del evento, Karol Sanabria sostuvo que “Escazú no es solo buenas intenciones, sino que tiene herramientas concretas para la defensa ambiental”. Por eso, invitói a seguir articulando conocimientos y luchas para responder a una pregunta clave que plantea el estudio: ¿Cómo puede el Acuerdo convertirse en una herramienta para mejorar la defensa ambiental?
“Desde AAS asumimos esta responsabilidad. Es una apuesta política de todo el equipo”, expresó Vanessa Torres, quien recordó que Escazú ya cuenta con un instrumento regional que materializa el artículo 9 del Acuerdo, dedicado específicamente a la protección de defensores ambientales.
“Este Acuerdo levanta la mano y decide: hay que proteger la vida de las personas que defienden los ríos, las selvas”, concluyó Torres, en un llamado a la acción tanto a instituciones estatales como a la sociedad civil para garantizar que Colombia avance más allá de la ratificación hacia una implementación efectiva del Acuerdo de Escazú.