Comunidades de 8 municipios de Caquetá le ponen el ojo e investigan la implementación de la paz en sus territorios

  • En Caquetá, la región del piedemonte amazónico, se está desarrollando un laboratorio de investigación y comunicación. El objetivo: echarle ojo a los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, PDET.
  • Más de 50 personas de estos territorios se han formado como investigadores y comunicadores con enfoque de género. 

Caquetá, septiembre de 2024. Más de 50 personas, habitantes de los municipios de Paujil, Montañita, Doncello, Cartagena del Chairá, Curillo, Belén de los Andaquíes, San José de Fragua y Florencia en el departamento de Caquetá, han venido desarrollando un laboratorio de comunicación e investigación para hacer seguimiento al Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial PDET que se implementan en este territorio.

Teniendo en cuenta que la implementación del Acuerdo de paz firmado entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC EP es un tema tratado de manera superficial por los medios de comunicación a nivel nacional, estas comunidades se han propuesto hacer veeduría a los proyectos que se han desarrollado en el departamento como resultado del Acuerdo.

Así nace PDET Para y Con la Gente, un proyecto implementado por Coordosac y la Asociación Ambiente y Sociedad con recursos del Fondo Multidonante de las Naciones Unidas, que, por medio de diferentes estrategias de comunicación como entrevistas, podcast, textos y piezas de comunicación digital, busca visibilizar el trabajo de las comunidades que se han apropiado de estos programas en un ejercicio participativo. 

“En el proyecto PDET Para y Con la Gente hemos desarrollado estrategias de comunicación en los que buscamos ver el grado de implementación de estos proyectos aquí en el territorio”, comentan Angie Daniela Araújo Madrigal, del municipio de Florencia, capital del Caquetá, una de las jóvenes que hacen parte del proyecto.

Un programa para darle voz a las comunidades

Este laboratorio inició en marzo y ha formado a más de 50 personas de 8 municipios. El proceso se ha desarrollado en dos zonas focales en el Caquetá: la zona centro en Paujil y la zona sur en Belén de los Andaquíes, donde periódicamente se encuentran las comunidades para compartir y explorar nuevas vivencias sobre los retos que enfrenta su territorio bajo la pregunta: “¿Qué está pasando con el PDET?”.“Nosotros estamos investigando sobre Aulas para la Paz, el megacolegio de Belén. El proyecto se creó en el año 2017 y esta es la hora en la que no se ha inaugurado el colegio. Entonces estamos averiguando por qué no se ha inaugurado. Dentro de lo que hemos encontrado es que falta algunas cosas que estaban en el contrato y aún no están en el colegio, como por ejemplo la cancha y lo que tiene que ver con el saneamiento de las aguas residuales”, comenta Daira Mina, del municipio de Belén de los Andaquíes, una de las jóvenes que hace parte de este proceso de investigación.

En ese mismo sentido, Corina García, sostiene que la investigación ha permitido evidenciar que esta obra presenta un retraso que ha afectado a toda la comunidad. “Por lo que sabemos con mis compañeros. No hay canchas, antes el colegio no estaba encerrado y el saneamiento es muy malo”, afirma la joven.

Bajo la metodología de diálogo de saberes, en el proceso de formación se fueron evidenciando algunos temas cruciales para las comunidades como vías terciarias, acceso a educación, saneamiento, proyectos productivos, huertas y soberanía alimentaria desde la mirada de sus comunidades. Teniendo en cuenta que las comunidades han experimentado que el cubrimiento a las regiones por parte de los medios de comunicación en ocasiones no incluye voces de las comunidades e invisibiliza las particularidades de cada territorio, sus gentes y diversidades sexuales. 

“Estamos investigando cuáles son las vías que han sido priorizadas dentro del marco de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, llegamos a las comunidades para saber el estado de la ejecución, cuáles han sido la metodología utilizadas y que estas puedan participar y por supuesto, saber la percepción de las personas beneficiadas”, añade Angie Daniela. 

Los problemas de participación de las comunidades

Uno de los principales inconvenientes que se han encontrado en el proceso de investigación y comunicación es la falta de acceso a la información y la falta de transparencia por parte de las entidades a cargo de la ejecución de los proyectos, obstaculizando la participación de las comunidades en los proyectos.

Por ejemplo, al analizar la implementación de obras, se evidencia que los proyectos financiados por medio de regalías y el de obras por impuestos no cuentan con mecanismos de participación para el diseño, formulación y ejecución de los mismos, ni mecanismos de seguimiento y veeduría.

Las comunidades han hecho uso de mecanismos de participación ciudadana para encontrar respuestas. Frente a la ausencia de información disponible en las plataformas virtuales de la Agencia de Restitución de Tierras (ART), se enviaron derechos de petición para tener información completa. A pesar de esto, en algunos casos las respuestas fueron parciales y en otros, no se recibieron los anexos mencionados. 

Lo anterior refleja un gran problema de transparencia y barreras para el acceso a la información, situación que imposibilita la participación ciudadana en la implementación de este mecanismo.

Este ejercicio de investigación popular es una apuesta de las comunidades para vigilar no solo obras que las benefician, sino de velar por la paz en sus territorios, una paz que contemple la autonomía de las comunidades, el derecho a una vida digna, el acceso a servicios esenciales del Estado y la garantía de la soberanía alimentaria, territorial y democrática.

Por tal motivo, invitamos a las organizaciones sociales, medios de comunicación comunitarios y populares, lideresas y líderes sociales y a todas las personas interesadas, incluyendo la comunidad internacional, a seguir la publicación de estas investigaciones a través de las redes sociales de la Asociación Ambiente y Sociedad (@ambienteysociedad) y la Coordinadora Departamental de Asociaciones Sociales, Ambientales y Campesinas del Caquetá (@coordosac) y a apoyarlas dándoles la máxima difusión posible.

Episodio – 1

El Doncello: Saneamiento básico y dignidad 

El Doncello es un municipio del departamento del Caquetá, ubicado a 70 kilómetros de Florencia. Con una superficie cercana a los 1.000 kms2 y 23 mil habitantes, es considerado como la capital comercial del departamento al ser el principal territorio productor de caucho a nivel nacional.

Al igual que comunidades de otros 7 municipios del Caquetá, los doncellences le pusieron el ojo a la ejecución de proyectos en su territorio que se diseñaron como parte de la implementación de los Acuerdos de Paz de 2016. 

La comunidad se articuló para hacer seguimiento a los dineros de la paz como una manera de apropiarse de su territorio, empoderando a jóvenes, mujeres y trabajadores con respecto a las decisiones que impactan directamente su cotidianidad. Estos son sus hallazgos.

PDET Para y con la Gente

Algo está cambiando en El Doncello. En el corazón del territorio se teje una transformación que está, como toda transformación, llena de desafíos. 

A través del Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), se ha impulsado la construcción de baterías sanitarias en el sector rural del municipio, un proyecto con el potencial para cambiar las condiciones de vida de cientos de familias rurales. 

Con un presupuesto de cerca de 20 mil millones de pesos destinados a la construcción de 832 baterías sanitarias, este proyecto buscaba hacer más corta la distancia entre las condiciones de vida del campo y la ciudad.

Darle voz a las comunidades, fortaleciendo el liderazgo y la participación de sus jóvenes y personas trabajadoras es la principal motivación para el nacimiento del proyecto PDET Para y Con La Gente, mediante el cual los jóvenes se han convertido en veedores de las obras, encargándose de supervisar, informar y asegurar que cada peso invertido se traduzca en un beneficio real para la comunidad. 

Durante su proceso de investigación, ellos mismos visitaron las fincas para revisar el estado de las baterías sanitarias, identificando tanto los logros como algunas deficiencias del proyecto.

Los jóvenes son agentes de cambio en El Doncello

Visitar las construcciones fue una de las partes del proceso. Pero la investigación periodística fue más allá, consultando voces calificadas, como la de Gerson Gaviria Cuestas, alcalde de El Doncello en el periodo 2020-2023.

El exmandatario explicó que el proyecto, que obtiene su financiación gracias a los OCAD-PAS, unas asignaciones presupuestales dirigidas exclusivamente a municipios de todo el país afectados por el conflicto armado. “Esta bolsa solo se puede asignar recursos a proyectos presentados por estos municipios. En el caso del municipio del Doncello, la propuesta PDET incluía la construcción de baterías sanitarias para mejorar el saneamiento básico en áreas rurales, que estaba muy deteriorado”, explicó el exalcalde.

Para Gaviria Cuestas, además, factores como la pandemia de COVID-19 y el estallido social de 2021 afectaron la ejecución de los recursos. “”El proyecto fue aprobado en diciembre de 2020, justo al final del año, y comenzamos la ejecución en 2021, cuando todavía estábamos lidiando con la pandemia. Hubo un paro nacional, el estallido social que paralizó el país durante varios meses, lo que hizo que los precios de los materiales se duplicaran o triplicaran. Esto complicó la licitación porque los contratistas encontraron los contratos menos atractivos debido a los altos costos”, expresó el ex funcionario en la entrevista realizada por el equipo de PDET Para y Con la Gente durante la investigación.  

Por su parte,  Javier de Jesús Aricapa, concejal de El Doncello entre 2020 y 2023 y reelegido para esta corporación para el periodo 2024-2027, señala que la ejecución del proyecto ha presentado dificultades. Según la versión del cabildante, algunas baterías sanitarias son “infuncionales”. “Algunas están muy mal construidas ya que no les llega el agua al sanitario”, señaló el concejal. 

Sin embargo, Aricapa puntualizó que la ejecución del contrato no ha finalizado. “Este proyecto está en ejecución, aún faltan 6 meses para que entreguen la obra y ya han avanzado en un 50% en su ejecución”, dijo, añadiendo que estas inquietudes han sido presentadas a la Contraloría.

El rol de la comunidad y la transparencia en la información

Uno de los principales problemas que se encontraron durante el proceso de investigación es la falta de acceso a la información. 

Las comunidades rurales tienen particularidades como una conectividad deficiente, lo cual dificulta la realización de consultas tanto por canales digitales como oficiales. 

Por tal motivo, la comunidad ha pedido transparencia en futuros proyectos y sugieren medidas para asegurar que todos los beneficiarios estén informados y que las obras se entreguen en las mejores condiciones posibles. 

Además, insisten en la importancia de una participación activa de las Juntas de Acción Comunal (JAC) y otros actores locales en la planificación y ejecución de cada proyecto.

Comunicación permanente con los líderes comunales, capacitaciones para realizar procesos de veeduría que garanticen la transparencia del proceso, el acceso a la información a la vez que protejan la ejecución de las obras son algunas de las recomendaciones recogidas por el grupo de investigación.

Además, información clara en un lenguaje adaptado para que la comunidad pueda comprender y divulgar y canales para hacer seguimiento a la ejecución y el presupuesto de las obras sin afectar su ejecución.

Un paso hacia la dignidad y el desarrollo

PDET Para y Con la Gente no tiene como intención denunciar actos de corrupción, sino empoderar a las comunidades frente a las decisiones que tienen el potencial de beneficiarlas, profundizando la democracia y la participación ciudadana.

 “Ver a las personas pasar de usar letrinas rudimentarias a tener baterías sanitarias dignas es muy satisfactorio. Esto mejora enormemente la calidad de vida y reduce la brecha entre el campo y la ciudad”, puntualizó Gaviria Cuestas.

Reducir la brecha entre la ruralidad y el casco urbano es entregarle a las familias que habitan estos territorios la posibilidad de vivir de manera digna, con acceso a servicios públicos básicos, fortaleciendo el papel de un Estado históricamente ausente.

El proyecto de baterías sanitarias en El Doncello es una parte de estos esfuerzos en los que las comunidades, sus líderes y el Estado a nivel municipal y nacional se articulan en la consolidación de la paz en los territorios.

Episodio 2:

Soberanía alimentaria para la paz: Huertas productivas en San José del Fragua

San José del Fragua es un municipio del suroccidente del departamento del Caquetá, perteneciente a la Cuenca Caguán y el Piedemonte caqueteño. Se ubica a 58.4 km de Florencia, capital departamental; tiene una extensión territorial total de más de 1200 km2. 

La cabecera municipal se encuentra a una altitud de 540 metros sobre el nivel del mar y la vocación de su tierra es principalmente agrícola. Según datos de entidades como el DANE y CORPOAMAZONIA, más del 95% del municipio se dedica a actividades agrícolas o pecuarias.

El territorio tiene una gran presencia de cultivos tradicionales como plátano, yuca, maíz, caña panelera y frutales como arazá, cacao, café y chontaduro. Por otra parte, las actividades pecuarias se relacionan con la cría de ganado vacuno de ceba y doble propósito.

Soberanía alimentaria y paz

Los Proyectos de Desarrollo Con Enfoque Territorial (PDET) nacidos con ocasión del Acuerdo de Paz suscrito en 2016 entre el Gobierno Nacional y las Farc-ep, buscan articular en diferentes territorios especialmente afectados por el conflicto armado los planes del Estado en la implementación de la Reforma Rural Integral, contemplada en el primer punto del Acuerdo.

En el caso de San José del Fragua, se proyectó la construcción y puesta en marcha de huertas caseras para habitantes del sector rural del municipio, reconociendo así la vocación agrícola del territorio.

Con una inversión cercana a los 12 mil millones de pesos, este PDET beneficiaría a 250 familias del sector rural.

¿Cómo se administraron y ejecutaron estos recursos? ¿Cuál fue su impacto en las comunidades? ¿Qué dicen las familias beneficiadas?

Un proyecto de investigación y periodismo comunitario busca responder estas preguntas y arrojar luces sobre cómo se están ejecutando los dineros de la paz en el territorio. PDET Para y Con La Gente investiga.

Comunidades investigan para la paz

PDET Para y Con La Gente es una iniciativa que vincula a jóvenes, mujeres y comunidades campesinas y habitantes de la ruralidad en 8 municipios del Caquetá.

Mediante una investigación periodística, la articulación comunitaria y el acompañamiento de profesionales, PDET Para y Con La Gente busca empoderar a las comunidades de lo que sucede en sus municipios y fortalecer la participación ciudadana en un ejercicio democrático de acceso a la información.

Esta iniciativa contó en el municipio con el apoyo y vinculación de la Asociación de Trabajadores y Trabajadoras Campesinas y Campesinos de San José de Fragua (ASOPORTALES).

La comunidad logró acceder a información contractual para verificar las cifras destinadas al proyecto, hacer seguimiento a la ejecución y contó con voces tanto de personas que acompañaron el proyecto como de familias beneficiadas.

Los recursos para el proyecto se destinaron mediante el OCAD-Paz, órgano del Sistema General de Regalías enfocado de manera exclusiva en los municipios más afectados por el conflicto armado. 

La alcaldía municipal, en cabeza de la entonces mandataria Carmenza Collazos Urquina, suscribió un convenio especial de cooperación por $11.969.934.478 con el objetivo de “aunar esfuerzos técnicos, administrativos financieros y tecnológicos para la ejecución del proyecto denominado implementación de huertas caseras como  estrategias de soberanía alimentaria en las familias del área rural del municipio de San José de Fragua”, con fecha del 28 de enero de 2022 con un tiempo de ejecución de 12 meses.

El 72% de estos recursos, es decir $8.244.281.506, tenían como destino la construcción de las huertas. $748.098.975 se destinaron a la fase de formación, $2.451.281.506 a la de asesoría, mientras que $26.220.795 se destinaron a bioseguridad.

Si bien se determinó que estos recursos se ejecutaron y las huertas, en efecto, fueron construidas y entregadas a las familias beneficiadas, la comunidad reportó algunas preocupaciones con respecto al proyecto.

Para apoyar la investigación, el equipo de PDET Para y Con La Gente entrevistó a beneficiarios del proyecto en 6 veredas de San José de Fragua: Sinaí (6), El Diviso (3), El Recreo (2), La Primavera N1 (3), La Tigra (1) y Patio Bonito (1).

De los 16 beneficiarios entrevistados, todos manifestaron que las huertas fueron construidas y entregadas. Sin embargo, solo 2 consideran que los materiales empleados fueron de buena calidad mientras que 14 consideran que no. 16 expresaron además que no contaron con una buena asesoría y que el diseño no fue el adecuado. Por otra parte, solo 2 de las huertas se encuentran actualmente en producción.

El territorio tiene su propia voz

Para la Ingeniera Agroecóloga Laura Murcia, en procesos como el de las huertas caseras, el conocimiento técnico y académico debe estar abierto a articularse con el conocimiento ancestral de las comunidades.

“Tal vez la selección del área del terreno no fue la más adecuada (…) Debemos tener muy en cuenta los saberes tradicionales y culturales que tienen las personas”, comentó la profesional. 

Una de las principales inquietudes de la comunidad durante el desarrollo del proyecto fue que la asesoría técnica exigió que los terrenos fueran aplanados, lo cual contradecía los conocimientos ancestrales de las comunidades campesinas según los cuales, los terrenos para siembra requieren una inclinación para evitar el encharcamiento que conduce a que las siembras se vean afectadas.

“A veces muchos profesionales cometen ese error. Es muy importante que estas personas entiendan que el territorio tiene su propia voz”, recalcó la Ingeniera Murcia.

Por otra parte, la profesional agroecóloga invitó a la comunidad a aprovechar la infraestructura existente para continuar con los procesos de siembra y cultivo de las huertas. “La recomendación sería no dejar perder este espacio y estos materiales. Tratar de mejorar las dinámicas y darle un poco de la inclinación que se necesita”, puntualizó.

“No se tiene en cuenta a los campesinos”

Gilma Hoyos, una de las mujeres campesinas beneficiarias del programa, estuvo al frente de la investigación comunitaria sobre el proyecto. Además de su entrevista con la ingeniera Murcia, recogió la voz de la comunidad para nutrir el proceso investigativo.

“Nosotros los campesinos tenemos conocimientos sobre cómo se siembra una planta o cómo se prepara un abono”, comentó María Scarpetta, presidenta de la vereda El Recreo, señalando la distancia que existe entre lo que se proyectó en los escritorios de las personas que diseñaron el programa y el resultado de las siembras con los conocimientos técnicos que dejaron de lado los saberes tradicionales. Para la líder comunitaria, esta desconexión puede deberse a la falta de trabajo en campo de los profesionales que asesoraron el proyecto.       

Uno de los reparos más comunes fue la calidad y cantidad de los abonos. “Nos dijeron que le echáramos 4 bultos de abono a cada era y nosotros los campesinos sabíamos que era mucho, pero (desde la asistencia técnica) nos dijeron que debíamos hacerlo como el proyecto decía. Muchas veces no se tiene en cuenta a los campesinos, nosotros producimos de la manera como los ancestros nos han enseñado y ellos querían que nos adaptáramos a un modelo que trajeron de otra parte”, puntualizó. 

Al igual que la líder comunitaria, beneficiarios del proyecto en otras veredas del municipio coincidieron en que la calidad de los abonos, además de otros materiales para trabajar la tierra no fue la más adecuada. 

Esto, sumado a la negativa de la asesoría técnica de tener en cuenta los saberes tradicionales de las comunidades campesinas ocasionó que, una vez finalizado el proyecto,  la mayoría de las huertas visitadas durante la investigación hubieran dejado de producir.

Apropiarse de los espacios

La comunidad ha coincidido en que la infraestructura fue entregada oportunamente y que los materiales empleados en su construcción son duraderos.

En ese sentido, es preocupante la resistencia de las mismas familias beneficiarias a generar un proceso de apropiación de estos espacios y a incluirlos en sus dinámicas de trabajo, lo que ha llevado en muchos casos al abandono de las huertas.

Aunque es importante que este proyecto sea un antecedente para la formulación de futuras políticas públicas encaminadas a garantizar la seguridad y soberanía alimentaria en el territorio, es aconsejable seguir la recomendación de profesionales como Laura Murcia, que han invitado a los campesinos y campesinas a hacer uso de las infraestructuras y materiales, implementando ajustes acorde a sus prácticas habituales.  

En ese sentido, es esencial que los conocimientos tradicionales de las comunidades campesinas estén en el centro de la conversación, pero también que, una vez finalizados los programas, las familias beneficiarias continúen sacando el máximo provecho a los proyectos como una manera de fortalecer sus procesos de producción alimenticia. 

Esta es también una forma de cuidar la inversión pública y de construir paz desde los territorios, apostándole a la apropiación de proyectos como este, incluso cuando su proceso de ejecución legal ha finalizado. 

Episodio 3

4. En Curillo la memoria tiene cuerpo de mujer

La historia del primer centro de memoria histórica en el Caquetá que se construye tras el Acuerdo de Paz.

Curillo, en el departamento del Caquetá, es un municipio históricamente afectado por el conflicto armado. Su población es de cerca de 13.000 habitantes, tiene una extensión de 459 km2 y está a 114 kms de Florencia.

El conflicto, como en la mayoría del territorio colombiano, ha afectado principalmente a las mujeres y a las comunidades rurales. 

Tras la firma del Acuerdo de Paz de 2016 entre el Gobierno de Colombia y las Farc-ep, se crearon los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) para que el Estado colombiano asumiera la responsabilidad aplazada desde hacía décadas de llegar a los territorios y llevar bienestar a las comunidades.

En Curillo, gracias al liderazgo comunitario y al apoyo de diversas entidades, se acordó la construcción  de la Casa de la Mujer “Mujeres Valientes Constructoras de Paz” y el Centro de Memoria Histórica “Centro Histórico Memoria Viva”, un espacio que busca promover la paz, la reconciliación y el empoderamiento de las mujeres.

Este proyecto no solo busca proporcionar un espacio de atención y formación para las mujeres víctimas del conflicto, sino también preservar la memoria histórica de la comunidad, permitiendo que las generaciones futuras conozcan la historia del conflicto y los procesos de reconciliación.

PDET Para y Con La Gente le puso el ojo a este proyecto para conocer y divulgar cómo avanza su construcción y también para recoger las voces de las mujeres que con su liderazgo han acompañado este proceso.

Un lugar para la memoria

La violencia ejercida durante el conflicto armado en Curillo ha dejado una profunda huella en la comunidad, especialmente en las mujeres, quienes han sido víctimas de desplazamiento forzado, violencia sexual y otras formas de abuso

La Casa de la Mujer es un proyecto pensado para servir como un centro de formación y apoyo integral para las mujeres que aún sufren las secuelas del conflicto y la violencia estructural.

Además, el Centro de Memoria Histórica será clave para la recuperación y preservación de la memoria de la comunidad, permitiendo un proceso de aprendizaje intergeneracional sobre las graves violaciones a los derechos humanos vividas en la región.

Según los datos más recientes disponibles del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) y de la Unidad para las Víctimas en Colombia, cerca de 10 mil habitantes de Curillo, están registrados como víctimas del conflicto armado, incluyendo hombres, mujeres y niños. Esto es un 77% de su población.

Construir un lugar para salvaguardar la memoria en una región tan golpeada por el conflicto armado es el resultado de múltiples gestiones y esfuerzos de la Mesa Comunitaria PDET. Este proyecto fue aprobado en 2023 y se espera que sea entregado en enero de 2025.

Será un edificio de 2 pisos que se construirá en un lote propiedad del municipio, cedido en comodato por la actual administración. El proyecto cuenta con un presupuesto de 200 millones de pesos, aportados como parte del Programa Sostenimiento de la Paz, una iniciativa de cooperación internacional financiada por la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (KOICA) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en articulación con la Agencia para la Renovación del Territorio (ART) de Colombia.

Casa de la Mujer: el proyecto busca la construcción de un espacio denominado Mujeres Valientes Constructoras de Paz. Su propósito principal es promover la toma de conciencia sobre la discriminación que enfrentan las mujeres en Curillo y brindarles herramientas para su participación activa en la sociedad. La Casa de la Mujer será un espacio seguro donde las mujeres recibirán formación, capacitación y apoyo psicológico, legal y social.

Centro de Memoria Histórica: paralelamente, el Centro Histórico Memoria Viva será un lugar donde se preservarán las historias de las víctimas del conflicto armado. Este espacio servirá como una garantía para que las comunidades locales, y especialmente las víctimas, conozcan y reflexionen sobre las causas y los actores que marcaron los periodos de violencia en la región. El objetivo es fomentar la memoria colectiva y contribuir a la construcción de la paz.

La construcción de ambos espacios ha encontrado diferentes obstáculos,  como el desinterés de la anterior administración municipal y la poca difusión del proyecto en zonas rurales, lo que ha ocasionado que las mujeres que viven en las veredas alejadas no hayan tenido suficiente información ni recursos para participar en las discusiones sobre el proyecto.

Construyendo la paz con jóvenes

Diana María Chilito vive en la vereda Miravalle y hace parte de la mesa técnica comunitaria. Para ella, la casa de la Mujer y el Centro de Memoria Histórica serán espacios de encuentro y socialización de las comunidades.

Para ella, es de gran importancia “tener un espacio donde las mujeres podamos recibir formaciones, capacitaciones, que podamos también reunirnos a tener encuentros, socializar proyectos; es muy importante, ya que nos brinda un espacio donde participar”.

Además, destaca que sea un espacio para toda la comunidad. “Va a contribuir porque va a ser que haya mayor unión y pues que todos y todas tengamos ese lugar donde nos podamos vincular y hacer actividades de tejido construyendo la paz con jóvenes”, dijo.

Por su parte, Etelvina Ramos Campo, líder campesina, destacó la importancia del proyecto en la protección de las mujeres del municipio y la construcción de paz. Es muy  importante  tener la casa de la mujer porque en este sitio es donde se va a seguir fortaleciendo las organizaciones de mujeres, en  este sitio debe quedar una ruta de atención para casos de mujeres y también una ruta de atención para fortalecimiento de las mujeres que podamos seguir construyendo el acuerdo de paz”, señaló. 

Por otra parte, uno de los obstáculos del proyecto ha sido la dificultad de difundir la información en el área rural del municipio. “Lo que sabemos nosotras las mujeres de la parte rural pues es muy poco, porque vivimos muy apartadas del municipio y no contamos con los recursos necesarios para ir a las reuniones para estar empapadas del tema”, dijo María Elena Murcia, habitante de la vereda El Vergel.

Pese a la falta de información, María Elena cree que la Casa de la Mujer generará un impacto positivo “principalmente en nosotras las mujeres, porque vamos a tener más oportunidades de igualdad de género”.

Paz, memoria y equidad de género: las oportunidades de un proyecto 

El equipo de PDET Para y Con La Gente logró identificar que la construcción de este espacio tendrá un impacto directo en la forma en la que la comunidad del municipio de Curillo se relaciones con su territorio y su historia.

Sin embargo, y pese a que la ejecución del proyecto avanza, también se identificaron dificultades con la difusión y alcance del mismo, por lo que se realizan algunas recomendaciones.  

La primera, es tener mayor difusión en zonas rurales, realizando campañas informativas en las veredas para involucrar a más mujeres rurales en el proyecto.

La segunda es brindar apoyo logístico y de transporte para garantizar que las mujeres que lideran las mesas comunitarias y comisiones tengan acceso a recursos para su traslado a las reuniones y actividades programadas.   

La tercera es crear programas de formación y capacitación en temas de liderazgo, derechos humanos, y empoderamiento femenino para las mujeres que participarán en la Casa de la Mujer.  

La cuarta tiene que ver con alianzas con entidades académicas, para lo cual se recomienda crear vínculos con universidades y centros educativos que puedan aportar investigaciones y documentación para el Centro de Memoria Histórica.

Por último, se propone la instalación de monumentos y carteles conmemorativos, basados en las imágenes y carteles realizados por las víctimas del conflicto, que reflejen la lucha y la resiliencia de la comunidad.

Conclusiones

El proyecto de la Casa de la Mujer y el Centro de Memoria Histórica en Curillo representa un paso importante hacia la reparación, justicia y construcción de paz en una región que ha sido duramente golpeada por el conflicto armado. 

A través del programa PDET Para y con la Gente, las capacidades locales han sido fortalecidas, lo que ha permitido una mayor visibilidad de las demandas de las mujeres y las víctimas del conflicto en Curillo, asegurando que estos espacios sirvan como un lugar de encuentro, memoria y sanación.

5. El megacolegio que pudo ser y (aún) no es

Más de 16 mil millones de pesos destinados a un megacolegio para atender a niños, niñas y adolescentes de Belén de los Andaquíes, uno de los municipios más afectados por el conflicto armado en el Caquetá y brindarles educación de calidad en una infraestructura digna y segura para el aprendizaje. 

¿El problema? El proyecto se aprobó en 2017. ¿Por qué hoy, siete años después de su adjudicación, la obra no se ha entregado? PDET Para y Con la Gente te cuenta. 

Paz con educación

Belén de los Andaquíes se ubica a 41 kilómetros de Florencia, tiene un área aproximada de 1180 km2 y su población es de 11 mil habitantes. Fundado en 1917, el municipio recibe su nombre por la fe de sus habitantes y en homenaje a los pueblos indígenas andaquíes, que estaban en el territorio.

En el 2017, en el año del centenario, mediante los programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), ideados para llevar y ampliar la presencia del Estado en municipios históricamente afectados por el conflicto armado, Belén de los Andaquíes recibió lo que era una gran noticia: se construiría un megacolegio para ampliar el acceso a educación de niños, niñas y adolescentes, fortaleciendo la infraestructura y garantizando una mayor y mejor cobertura.   

El presupuesto de la obra, según el portal de Contratos del Estado fue de $16,346,067,093 y fue adjudicada al Grupo Empresarial Líbano S.A.S.

El objeto del contrato quedó establecido como “construcción de infraestructura educativa en el departamento del Caquetá- proyecto: Aulas para la paz en el marco del postconflicto (sic)”. El plazo de ejecución del contrato era de 12 meses y su ejecución comenzó el 23 de enero de 2018, como consta en el portal Contratos.

El equipo de PDET Para y Con la Gente le puso la lupa a esta obra para entender no solo el estado actual del proyecto, sino cuáles eran y siguen siendo las expectativas de la comunidad con ella.

Una obra para todo el territorio

¿De qué forma un colegio puede contribuir a la cohesión social y al desarrollo integral del territorio, impulsando la paz y el bienestar colectivo?

La respuesta parece estar en el mismo territorio que beneficia. Un municipio afectado por la guerra, en uno en el que la educación de una alternativa para cerrar las brechas que lo separan del resto del país.

Por eso, la participación de la comunidad asegura que la obra responda a las demandas reales del territorio andaquí, potenciando un positivo impacto social, educativo, ambiental y económico y facilitando la creación de capacidades humanas en el territorio. 

Esto es clave para garantizar una educación incluyente y diferencial, que permita la construcción de paz territorial y un desarrollo integral de las comunidades que lo habitan.

Los hallazgos de la investigación 

PDET Para y Con la Gente nace de la necesidad de potenciar la participación de los habitantes del Caquetá, particularmente en los beneficiados con proyectos planes de desarrollo territorial, en los proyectos que los benefician.

Fortalecer el involucramiento de las comunidades y escuchar sus voces es una forma de fortalecer también la democracia y la construcción de paz en los territorios.

John Alejandro Giraldo Lara, docente de la Institución Educativa Agrotecnico Mixto, explica que la obra del megacolegio se efectuó en predios de la granja San Francisco de Asís, que pertenece a la IE.

“La idea era ampliar los servicios y la infraestructura educativa del municipio”, dice, recalcando que pese a los avances, la obra no ha sido puesta al servicio de la comunidad educativa “porque no cumple con las condiciones mínimas para que a los estudiantes se les garantice el esparcimiento, hay salones de gran tamaño. Se tenía gran expectativa por la infraestructura, pero actualmente hay un deterioro por el desuso de la misma”.

Para el docente, trasladar los servicios académicos de la IE siempre ha sido “un plan a futuro”, que se ha visto afectado por otras problemáticas, además de las de infraestructura. “Tenemos un problema medioambiental de aguas vertidas de los barrios Andaquí y Palonegro, que caen justamente en predios de la granja y eso genera malos olores y sería un problema de salud pública para los estudiantes”, afirma Giraldo Lara en entrevista con el equipo de PDET Para y Con la Gente.

En el contrato 703 de 2017, se especifica que el Grupo Empresarial Líbano S.A.S., contratista de la obra, debía construir en Belén de los Andaquíes un colegio tipo 10 con un área de 6.084 m2, incluyendo “Aulas escolares, baterías sanitarias, restaurante, cocina, biblioteca, zona de juegos, cancha de fútbol y salas administrativas y docentes”, tal como consta en la página 6 del contrato. 

En el año 2020, la Alcaldía de Belén de los Andaquíes, en cabeza del entonces alcalde Tomas Rosero Barrera, en trabajo conjunto con la Empresa Aguas Andaki S.A ESP, adelantó obras para el tratamiento de aguas residuales en la IE. “Se culminó la construcción de un sistema séptico para tratamiento de aguas residuales domésticas provenientes de la Institución Educativa Agrotecnico Mixto “Mega Colegio”, de esta forma disminuye la contaminación en los vertimientos, garantizando la prestación eficiente y eficaz de los servicios públicos domiciliarios para el mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes”, informó en su momento la entidad a través de su página web oficial.

Esta información, sin embargo, contrasta con la realidad. “El principal problema que hay es el de las aguas servidas, que le corresponde también al municipio gestionar con dineros porque poder canalizar esas aguas también implica un recurso bastante amplio que se debe invertir”, señala el profesor Giraldo Lara.  

Sin lugar para soñar

El mega colegio de Belén de los Andaquíes, concebido como un proyecto emblemático para mejorar la educación en la región, enfrenta serios desafíos que limitan su impacto positivo. 

Desde problemas de infraestructura y falta de recursos básicos como la dotación para el laboratorio y la biblioteca, hasta la falta de acceso a Internet y la desconexión con las necesidades de la comunidad. La ausencia de programas de apoyo, incluso extracurriculares que contemplen un enfoque diferencial para las familias en condición de vulnerabilidad, no solo afectan la calidad de la educación, sino también el bienestar de los estudiantes y docentes. 

Para que esta institución cumpla su propósito como herramienta de desarrollo y reconciliación, es fundamental atender las problemáticas expuestas con un enfoque integral que escuche a la comunidad y priorice soluciones efectivas. Esto incluye la articulación de las autoridades municipales y departamentales, la inclusión de líderes comunitarios y de toda la comunidad educativa, incluyendo a estudiantes, docentes y personal administrativo. 

Aunque cabe destacar que parte de la infraestructura está construída, la realidad es que siete años después de adjudicada la obra, la comunidad no tiene una fecha exacta en la cual las puertas del megacolegio se abrirán para acoger a sus estudiantes y los sueños de sus familias.  

6. Vías de Esperanza: Un camino hacia el desarrollo en el Paujil

El Paujil está ubicado al occidente del Caquetá. Tiene cerca de 1.300 km2 de extensión y tiene alrededor de 19 mil habitantes, 9 mil de los cuales viven en la ruralidad. 

Al igual que muchos otros municipios rurales de Colombia, El Paujil depende de las vías terciarias para conectar sus comunidades con el municipio y el resto del país. Se estima que el 70% de las carreteras en esta zona son vías terciarias, y de ellas, apenas el 10% cumple con los estándares de mantenimiento y accesibilidad según los informes del Ministerio de Transporte.

Esto incrementa los costos de transporte, dificulta el acceso a servicios básicos y perpetúa el aislamiento de las comunidades. Las vías, esenciales para conectar comunidades rurales con el casco urbano, transportar productos agrícolas y acceder a servicios de educación y atención médica, representan un desafío diario debido a su deterioro y falta de mantenimiento. 

A través de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), que hacen a raíz del Acuerdo de Paz suscripto entre el Gobierno de Colombia y las Farc-ep en 2016, se han priorizado recursos para desarrollar proyectos en territorios particularmente afectados por el conflicto armado.

En el caso de El Paujil, la mejora de la infraestructura vial es una prioridad para combatir la pobreza en la región. Así, no solo se busca rehabilitar las vías, sino también integrar a la comunidad en el proceso. Jóvenes locales participan activamente en el diagnóstico y planificación, aportando propuestas que atienden las necesidades específicas del municipio. PDET Para y Con La Gente te cuenta cómo avanzan las Vías de Esperanza en El Paujil.

Tan cerca y tan lejos: El estado actual de las vías

Durante las temporadas de lluvias, las vías terciarias de El Paujil se convierten en un desafío casi insuperable para los habitantes del sector rural. 

No se trata solo de que sean caminos de tierra. La falta de drenaje adecuado y el uso de materiales poco resistentes han llevado a un deterioro acelerado de las rutas, que en muchos casos quedan completamente intransitables. 

Las personas más afectadas por esta situación son los productores agrícolas, que ven reducida su capacidad de transportar sus productos al mercado, lo que incrementa los costos de los alimentos y reduce los ingresos de las familias.

Además, la falta de supervisión en los proyectos de mejoramiento y mantenimiento de las vías rurales ha resultado en trabajos incompletos y de baja calidad. La falta de transparencia en los procesos de mantenimiento ha incrementado la desconfianza de la comunidad hacia las instituciones, quienes sienten que sus necesidades no son una prioridad.

Desafíos comunitarios: Historias de vida que reflejan la urgencia del cambio

La importancia de las vías terciarias va más allá de lo económico; afecta directamente la calidad de vida de los habitantes de El Paujil. 

Doña Rosa, una agricultora de 60 años de la vereda Morabia, cuenta las dificultades que enfrenta para llevar sus productos al mercado en el caso urbano del municipio, especialmente en épocas de lluvia.

A menudo, su único medio de transporte es una mula, y cuando las lluvias empeoran, ni siquiera este método le permite avanzar. “A veces tengo que quedarme en casa, esperando a que el camino se seque. Pero eso significa que mis productos se dañan y perdemos el dinero que necesitamos para vivir”, dijo doña Rosa al equipo de PDET Para y Con la Gente.

Sin embargo, no se trata solo de necesidades básicas. El acceso a servicios médicos oportunos también afecta a los habitantes del sector rural.

Don Alejandro, un padre de familia que vive en la vereda El Vergel, ha perdido a dos de sus hijos debido a enfermedades tratables que no pudieron ser atendidas a tiempo. “Cuando uno de mis hijos se enfermó, intentamos llevarlo al hospital, pero el camino estaba imposible. Al final, perdimos la batalla porque no pudimos llegar”, cuenta. Para él y su familia, las vías representan la diferencia entre la vida y la muerte, y sueña con el día en que estas sean transitables todo el año.

Estas historias reflejan cómo la falta de vías adecuadas trasciende lo económico y afecta la salud y la educación de toda la población. La falta de vías adecuadas incrementa el aislamiento de las comunidades, limitando sus oportunidades de desarrollo y progreso. 

El impacto de los proyectos

La inversión en infraestructura vial en El Paujil no solo mejoraría la calidad de vida de sus habitantes, sino que también impulsaría el desarrollo económico y social de la región. 

Aunque el PDET ha identificado la necesidad de mejorar las vías terciarias como una prioridad para la reducción de la pobreza y el fortalecimiento de la economía rural, es fundamental que los proyectos de inversión sean planificados y ejecutados con un enfoque participativo, donde las necesidades de la comunidad puedan ser expresadas y tenidas en cuenta no solamente para su implementación, sino también para su seguimiento.

Esto ayudaría a fortalecer la confianza de las comunidades rurales, mermada por lo que consideran años de abandono y desatención.

En Colombia, existen casos exitosos en los que la inversión en vías terciarias ha tenido un impacto positivo. Por ejemplo, en el departamento de Nariño, un proyecto de infraestructura logró mejorar la conectividad de varias veredas, permitiendo a los agricultores transportar sus productos al mercado en menos tiempo y con menores costos. Este tipo de inversiones no sólo dinamizan la economía local, sino que también promueven la creación de empleos y el desarrollo de nuevos negocios.

Los criterios para priorizar los proyectos

Teniendo en cuenta que las inconsistencias más frecuentes en los proyectos de intervención de vías terciarias incluyen la falta de continuidad, la ejecución de obras sin estudios técnicos adecuados y la deficiencia en la calidad de los materiales empleados, lo cual compromete la durabilidad de las vías y la seguridad de quienes las transitan, PDET Para y Con La Gente recogió las voces de habitantes del sector rural de El Paujil para entender las prioridades de la comunidad. 

Asimismo, en muchos casos, los proyectos no cumplen con los plazos establecidos, lo que genera inconvenientes para las comunidades que dependen de estas vías. Otra inconsistencia importante es la insuficiente asignación de recursos para el mantenimiento continuo, lo cual provoca que las mejoras realizadas se deterioren rápidamente.

En el caso de las Vías de Esperanza, el enfoque de género y étnico están en el centro de la discusión.

La perspectiva de género en los diagnósticos y la priorización de obras, especialmente en comunidades donde las mujeres asumen roles productivos y comunitarios, incluye rutas que faciliten el acceso de las mujeres a mercados y servicios esenciales, mejorando así su bienestar y capacidad económica.

También los objetivos de desarrollo sostenible, considerando el impacto en comunidades vulnerables y con menor acceso a servicios básicos.

Estas consideraciones son vitales al momento de hacer seguimiento por parte de la comunidad a la ejecución presupuestal, que para este año asignó recursos cercanos a los X.

Obras para la paz

PDET Para y Con La Gente nace como un mecanismo de participación ciudadana que fortalece la democracia y contribuye a la cultura de paz en el Caquetá. 

Las Vías de Esperanza en El Paujil requieren de inversión urgente, para lo cual se requiere de la articulación de las autoridades locales y nacionales para asignar fondos prioritarios para las obras.

Asimismo es importante garantizar la participación comunitaria, sumando a las comunidades en la toma de decisiones sobre los proyectos que las benefician, implementando mecanismos de transparencia y control ciudadano a la ejecución de los proyectos para evitar irregularidades y garantizar el uso eficiente de los recursos.

También, es fundamental el apoyo institucional a través de programas como el PDET, para continuar el desarrollo de la infraestructura en la región.

La mejora de las vías terciarias en El Paujil es un paso esencial para romper el ciclo de pobreza y aislamiento y una oportunidad para impulsar el desarrollo de la región y mejorar la calidad de vida de sus habitantes. 

Esto exige una acción coordinada entre autoridades, comunidad y programas gubernamentales, con enfoque en la transparencia y la eficiencia en el uso de los recursos. Solo con inversión adecuada, participación ciudadana y apoyo institucional será posible romper el aislamiento de estas comunidades y construir un futuro más prometedor para todos.

8. La sanidad no llegó a  San José del Fragua 

La vida rural en San José del Fragua, Caquetá, está atravesada por una realidad que trasciende su aislamiento del casco urbano del municipio: la falta de acceso a servicios públicos esenciales.

Lo que para muchas personas en otros territorios del Caquetá y del país es algo habitual, en este municipio ubicado a 58 kilómetros de la capital departamental es poco menos que un lujo.

Alrededor de 8.800 personas viven en las zonas rurales del municipio en cerca de 2.065 viviendas. De estas, apenas el 10% cuenta con sistemas de saneamiento. 

En 2021, mediante los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) se proyectó construir 300 unidades sanitarias con sistemas de tratamiento de aguas residuales, que beneficiarían a alrededor de 1,200 personas en 21 veredas. 

PDET Para y Con la Gente te cuenta en qué terminó este proyecto.

Las obras de nadie 

Con una inversión de más de 5,400 millones de pesos, el proyecto buscaba mejorar las condiciones de salubridad de familias rurales de San José. El contrato fue adjudicado a la firma CIMA Holding Zomac S.A.S.

Bajo la resolución 049 del 24 de noviembre del 2021 se firmó el contrato que tenía por objeto la “construcción de unidades sanitarias con sistema de tratamiento de aguas residuales para el área rural dispersa del municipio de San José del Fragua – Caquetá”.

Según el contrato tenía especificaciones claras según las cuales cada obra debía incluir 7 ítems:

  • Tratamiento de aguas residuales: se hará la separación de aguas grises (ducha, lavamanos) de aguas negras, las primeras pasarán por una trampa de grasa y posteriormente a un pozo séptico, el afluente del pozo séptico tendrá un tratamiento con un filtro anaeróbico, tras la cual las aguas tratadas serán dispuestas en un campo de infiltración.
  • Construir caseta de baño.
  • Instalar redes de caseta de baño.
  • Construir pozo séptico y sistema de tratamiento de aguas.
  • Transporte de a locaciones dispersas 
  • Plan de manejo ambiental.
  • Capacitación a los usuarios en mantenimiento del sistema.  

Sin embargo, tres años después de su adjudicación, solo el 43% de las unidades se habían construido. 

“Hasta el 31 de diciembre del 2023, fecha en la cual el contrato aún se encontraba en ejecución, a la fecha de retiro de la empresa, el contrato iba con una ejecución del 43%. De 300 unidades sanitarias solo se habían construido alrededor 134 o 135 aproximadamente”, dijo al equipo de PDET Para y Con la Gente Yudi Marley García ex gerente de aguas del Fragua.

Para la exfuncionaria, la ubicación de los sitios en los que las baterías sanitarias debían ser construidas dificultó la ejecución del contrato.  “Hubo bastante inconveniente en la ejecución por temas de distancia, la ubicación donde estaban las familias era de difícil acceso y había mucha dificultad para el transporte de materiales, estos fueron los mayores inconvenientes”, explicó.

Sin embargo, nuestro equipo de investigación pudo constatar que muchas de las obras estaban ubicadas en lugares inapropiados, como potreros. Además, los beneficiarios denunciaron fallas en las estructuras y poca continuidad en los trabajos.

Alicia Rivera, una de las habitantes afectadas, expresó su frustración al afirmar que las obras avanzaron con constantes interrupciones y que los daños reportados nunca fueron atendidos.

“Para mí no fue tan bien porque eso (los trabajos) fueron lentamente y dejaban 15 o 20 días sin trabajar y volvían y así, pero yo me siento mal porque me mintieron. La alberca me quedó rota. Yo les mostré y ellos ya como era lo último me dijeron que para que les pagaran les firmara y que a los 15 días venían y me miraban la alberca, pero nunca vinieron”, contó al equipo de PDET Para y Con la Gente

La imposible tarea de vigilar los recursos 

Hasta el momento de publicación de este artículo, el equipo de PDET Para y Con la Gente no ha podido acceder a un documento oficial que contextualice el estado actual de la obra. Sin embargo, con la información disponible es posible puntualizar algunos hallazgos.

Por ejemplo, que la obra no cumplió los tiempos estipulados en el contrato. En la cláusula 9 del contrato se determinaba un plazo de ocho 8 meses a partir de la suscripción del acta de inicio que fue a finales del 2021. Por lo tanto tuvo que haberse celebrado una prórroga del contrato, asignada probablemente al mismo contratista.

Otro asunto preocupante fue la elección de la población beneficiada. Aunque no se obtuvo información oficial, según las entrevistas realizadas, muchas de las viviendas más alejadas de las vías principales, nunca fueron parte del proceso para ser caracterizadas.

La importancia de la veeduría comunitaria

La falta de cumplimiento en los tiempos del contrato, la mala distribución de los recursos y los problemas logísticos dejan en evidencia la necesidad de fortalecer la supervisión comunitaria en proyectos como este. 

Para el equipo de PDET Para y Con la Gente es primordial incentivar los medios de difusión para hacer presión social sobre las obras PDET que se están ejecutando en el municipio.

También, trabajar para que existan más espacios pedagógicos para capacitar a la población sobre las obras que tienen un impacto en su territorio. Para esto es importante fortalecer espacios de veeduría ciudadana a través de promociones de entidades públicas. 

Además, en conjunto con las autoridades locales, se deben promover las buenas prácticas en los diferentes estamentos de representación y contratación estatal. 

Organizaciones locales resaltan la urgencia de atender la crisis sanitaria que sigue afectando a miles de familias rurales en la región. Mientras tanto, las comunidades rurales continúan esperando soluciones reales a sus necesidades básicas.

9. El olor a cacao de La Montañita

El municipio de La Montañita recibe su nombre en honor a la quebrada que recorre sus alrededores. Es un territorio predominantemente rural con una geografía variada: al norte se conecta con la Cordillera Oriental a través de una zona montañosa; el centro del municipio corresponde al piedemonte, mientras que al sur se extiende la altillanura amazónica.

Ubicado en el occidente del departamento de Caquetá, La Montañita se caracteriza por paisajes ganaderos y agrícolas, lo que refleja la vocación agropecuaria de gran parte de su población. 

Como parte de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) surgidos tras la firma del Acuerdo de paz suscrito entre el Estado colombiano y las Farc-ep, se destinaron recursos para ejecutar proyectos que beneficien a las poblaciones rurales de municipios particularmente afectados por el conflicto armado.

Esta es la historia de una obra ideada para apoyar la labor de las familias campesinas del municipio. PDET Para y Con la Gente te cuenta lo que ha ocurrido después de su entrega.

Obras son amores

La vocación agrícola de La Montañita fue determinante al momento de decidir la construcción de un centro de acopio de cacao. En febrero de 2021, la obra fue entregada a la comunidad y la Asociación de Cacaoteros de La Montañita.

La ubicación del centro de acopio es estratégica. Si se transita por la vía que conduce de Florencia hacia La Montañita, justo antes de ingresar al municipio, se encuentra el Cementerio Municipal y a 253 metros, se encuentra el lote donde se construyó el centro de acopio, justo al lado del coliseo de ferias del municipio. Esto facilita el acceso y la conexión logística para los cacaoteros de la región.

El lote de 323 m2 fue entregado por la Alcaldía Municipal mediante el contrato de comodato No. 001 del 10 de julio de 2018.

A pesar de que la obra fue entregada, 3 años han evidenciado falencias del proyecto. El equipo de PDET Para y Con la Gente quiso ahondar en estos procesos, para lo cual contactó a las autoridades municipales y a personas involucradas en el proyecto.

De avalanchas y abandonos  

El primer obstáculo para obtener respuestas fue la falta de información. La respuesta de la Alcaldía municipal al derecho de petición solicitando información sobre el proyecto fue insuficiente. 

Sin embargo, la investigación de los jóvenes reveló falencias, como falta de recursos, insuficiente materia prima y escaso apoyo institucional. Además, se destaca el impacto de la avalancha de 2022, que afectó terrenos de cultivo y limitó la producción.

“El centro de acopio fue creado para comprar el cacao en baba. En estos momentos no se ha podido llevar a cabo este proceso porque las veredas son muy lejanas y no tenemos acceso por el estado de la vía, entonces tenemos dificultad para sacar el cacao en baba. Ahí se está llevando el proceso de comprar el cacao en seco y transformado”, explicó Lisdania ( ) Monroy, tesorera de la Asociación de cacaoteros.     

Por otra parte, la cantidad de tierra destinada a la producción de este grano es inferior a la que se estimaba, lo que ha dificultado el normal funcionamiento del centro de acopio, según explicó Rogelio ( ). “Se calculaba que había unas 150 hectáreas de cacao, pero eso no es real. En Montañita no hay todo ese cacao (…) De lo que se ha visitado, son 64 hectáreas de las cuales 38 están en producción y 25 están en crecimiento”, dijo Rogelio al equipo de PDET Para y Con la Gente.    

Además, añadió (Apellido), la cantidad de tierra por familia destinada a la producción de cacao es de menos de una hectárea. Sin embargo, puntualizó que lo que impide que el centro funcione para el fin para el que fue creado es que la Asociación no cuenta con capital semilla para comprar a los productores. 

Esto se debe a que aunque el proyecto recibió apoyo internacional inicial, no se garantizó su sostenibilidad financiera, lo que ha frenado su capacidad para fortalecer la economía cacaotera. 

Estas dificultades subrayan la falta de compromiso de las autoridades locales, y la necesidad de crear estrategias que aseguren resultados duraderos.

Un centro de acopio para un mundo ideal

El centro de acopio de cacao tiene necesidades específicas que deben atenderse para fortalecer la economía campesina de la región. Estas recomendaciones implican un compromiso de las autoridades a nivel municipal y departamental, pero también de las familias productoras de La Montañita.

Fortalecimiento del apoyo institucional

  • Instar a la administración municipal a asignar recursos económicos y técnicos para respaldar a los cacaoteros.
  • Crear alianzas entre la alcaldía, entidades regionales y nacionales, y organismos de cooperación internacional para garantizar un apoyo continuo.

Mejora de la infraestructura y capacidad operativa

  • Evaluar y reparar los daños causados a los productores en sus terrenos de cultivos por la avalancha de 2022 para asegurar la funcionalidad del centro de acopio.
  • Adquirir equipos y herramientas necesarias para optimizar el procesamiento del cacao y aumentar su competitividad en el mercado.

Ampliación de las áreas productivas

  • Incentivar el cultivo de cacao en las hectáreas disponibles mediante programas de subsidios, insumos agrícolas o capacitaciones técnicas.
  • Implementar planes de manejo sostenible para garantizar la productividad de las tierras en el largo plazo.

Sostenibilidad financiera

  • Crear un fondo de reserva financiado por la cooperación internacional, el gobierno local o alianzas público-privadas, para garantizar la operación del centro hasta alcanzar su punto de equilibrio.
  • Establecer una estrategia comercial para vincular a los cacaoteros con compradores nacionales e internacionales, generando ingresos estables y sostenibles.

Capacitación y empoderamiento comunitario

  • Organizar talleres para los cacaoteros en temas como manejo de cultivos, finanzas agrícolas, comercialización y gestión de recursos.
  • Promover el liderazgo comunitario para que los mismos productores participen en la toma de decisiones sobre el proyecto.

Gestión de riesgos ambientales

  • Diseñar e implementar un plan de prevención y mitigación de riesgos frente a eventos climáticos como avalanchas, con el apoyo de expertos en gestión ambiental.

Monitoreo y evaluación del proyecto

Establecer un sistema periódico de seguimiento que identifique avances, falencias y oportunidades de mejora en el funcionamiento del centro de acopio.

Involucrar a las comunidades locales en las veedurías ciudadanas para garantizar la transparencia y eficacia en la ejecución de los recursos.

Fortalecer el centro de acopio como un punto de movilidad para la economía regional y un motor de desarrollo que contribuya a la paz, la equidad y la sostenibilidad y la dignidad de las familias campesinas para por compromisos importantes como mejorar la infraestructura, ampliar las áreas productivas, ofrecer capacitación técnica y crear fondos para garantizar la sostenibilidad económica del centro. Además, es importante que existan planes ambientales y de monitoreo para prevenir riesgos y optimizar los recursos.

Este proyecto demuestra que la infraestructura sin un plan de sostenimiento es solo cemento. Las obras de impacto como esta, requieren de la articulación con comunidades y asociaciones, de compromiso institucional y voluntad política. 

Investigar el funcionamiento del centro de acopio de cacao en La Montañita por parte de PDET Para y Con La Gente no solo fortaleció el liderazgo juvenil, sino que también promovió un cambio positivo en la comunidad. 

Proyectos como este permiten la apropiación de los espacios públicos, fomentan la conversación y discusión sobre el impacto de las obras en la vida cotidiana de las comunidades y fortalecen la democracia y la participación ciudadana.

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