La lectura de la Encíclica de Francisco, nos recuerda el tremendo poder de la ideología y de las religiones. El PAPA así en mayúsculas vuelve por sus fueros, y se coloca como un pensador, un ideólogo, alguien que coloca puntos para el debate. Con su autoridad afirma que la ecología es algo más que la suma de las ciencias y tiene que ver con un todo, con lo que él llama obra de la creación. La tierra comprende lo divino, lo humano, y la vida en cualquier manifestación, y el medio en el cual se desarrolla. Trae una relación de sus antecesores donde obviamente destaca a San Francisco de Asís a quien todo le era cercano, y para sustentar sus apreciaciones en la última parte cita a la Biblia.

A nuestro parecer resalta aspectos esenciales del debate ambiental: el consumismo que nos ronda a diario, el siempre desear lo último, desechar, no reciclar apuntala la cultura que considera que la ciencia lo puede todo, y que basta con nuevos desarrollos para detener daños acumulados por siglos. Otro elemento, es la desigualdad entre los del norte y los del sur, y entre los del norte que viven en el sur, en mención que se torna  patética cuando resume como “la solución” es la construcción del oasis ecológicamente correctos para un puñado de personas mientras las otras se debaten en la miseria moral, física y ambiental.El término “rapidación” que traduce el acelere, lo contrasta con el tiempo biológico, el de la geología, lo que dura,lo que evoluciona.

Un aspecto crítico es la eternidad y verdades a medias que envuelven las negociaciones internacionales en materia de medio ambiente donde el poder económico no afloja en sus intereses, financieros y políticos, mientras los problemas se prolongan y las soluciones no llegan. Defiende el derecho humano al acceso al agua que no puede ser privatizada ni escatimada pues de ella depende la vida.

Su afirmación de qué existe el cambio climático agitó los sectores más reaccionarios de la política mundial que pretenden desconocerlo para seguir perpetuando las soluciones hechas a la medida de intereses económicos. Tal vez haya muchos que no compartan el catolicismo, pero lo que si no puede dejarse de anotar es que el Papa hace un fuerte llamado basado en la Biblia, a resolver la crisis planetaria colocando la vida como un bien esencial.

Margarita Florez

Directora de Ambiente y Sociedad