Protección a los páramos debe incluir bosques y zonas altoandinas

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Agencia Universidad Nacional

Estas áreas, que no han sido contempladas en el fallo de la Corte Constitucional, deben incluirse, pues representan riqueza en biodiversidad y protegen tanto al suelo como a los habitantes.

Así lo afirmó el profesor de la Universidad Nacional Sede Palmira, Luis Miguel Ramírez Náder, magíster en Producción Animal, para quien “estos espacios inferiores de los páramos son áreas de amortiguación, es decir, cumplen funciones como generar una barrera frente a las lluvias y evitar deslizamientos de tierra, además de ser una gran despensa de recursos genéticos para el país”.

Los bosques altoandinos están ubicados justo debajo de los páramos (aproximadamente entre 2.800 y 3.200 m s.n.m.); actúan como esponjas, toda vez que absorben el agua que llega desde arriba y la redirigen hasta las zonas altoandinas (ubicadas debajo de los bosques, más o menos entre 2.700 a 1.500 m s.n.m.), por medio de los sistemas radiculares (raíces) de su diversa vegetación.

Lastimosamente, advierte, los bosques altoandinos son el “ecosistema más diezmado de Colombia, pues tan solo queda un 4 %. Entre la biodiversidad de estos bosques se destacan ranas y aves, dos grupos en los cuales Colombia es el primero del mundo”, expone Parques Nacionales Naturales de Colombia.

Es necesario precisar que en esas partes de bosques y zonas alto andinas los valores de precipitaciones (lluvias) son mayores, pero también son áreas que tienen unas pendientes (inclinaciones) muy altas, de más del 40 %”, comenta, al respecto, Fernando Augusto Montealegre León, ingeniero geógrafo, especialista en meteorología, suelos y aguas, y Planeación Urbano – Regional de la Universidad Nacional de Colombia.

De este modo, “cualquier actividad productiva en ellas va a generar erosión de la tierra e influirá en las poblaciones que habitan debajo de las áreas de bosques y zonas altoandinas, ya sea a causa de derrumbes o deslizamientos”, añade el experto.

Este panorama no está muy lejos de presentarse debido al avance de la frontera agrícola, es decir, las prácticas de agricultura (de alimentos como papa, trigo, etc.), ganadería y minería, que han generado una paulatina presión sobre los ecosistemas y, especialmente en esas zonas, amenazan la existencia de la diversidad natural en fauna, flora, calidad de los suelos, etc.

Los investigadores esperan que el fallo de la Corte Constitucional contenga una postura integral de conservación que incluya páramos, bosques y zonas altoandinas, teniendo en cuenta que Colombia no solo posee la mayor superficie de páramos en el mundo, también en el ámbito mundial cuenta con el 98 % de las especies vegetales de estos ecosistemas.

Adicionalmente, son los únicos ecosistemas capaces de producir agua por condensación (cambio de estado de la materia de gaseoso a líquido), por ser zonas por encima de los 2.500 y hasta los 3.600 metros sobre el nivel del mar”, describe el profesor Náder.

En ese proceso de condensación, de niebla a agua líquida, intervienen diversas especies vegetales como el frailejón. Este, dada su fisiología, soporta bajas temperaturas, propias de estos ecosistemas, retiene gotas de agua que luego se deslizan hasta el suelo y generan primero charcos y posteriormente lagunas, que son características de estos lugares. En todo este proceso son fundamentales los bosques y zonas altoandinas.

El fallo de la Corte Constitucional pasará al Ministerio de Ambiente que, a partir de estudios de referencia de las áreas de páramos en los que trabaja el Instituto Humboldt, es la entidad encargada de delimitar las áreas protegidas de estos ecosistemas.