Este documento tiene como objetivo de visibilizar lo compromisos y esfuerzos que los pueblos, nacionalidades y comunidades están haciendo para la no extracción de petróleo, gas o carbón como contribución para evitar el desastre climático.
Junto a estos compromisos está nuestra demanda a la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) y a los gobiernos para que se reconozca, respete, promueva y proteja a este tipo de acciones que tienen como meta proteger el clima y la vida en el planeta.
El Grupo Anexo 0: una forma de reconocimiento y respeto a compromisos y esfuerzos reales.
La Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, suscrita en la Cumbre de Río de 1992, dividió a los Estados parte en dos grupos: Anexo I que son los países industrializados del Norte, más aquellos cuyas economías estaban en fase de transición; y No Anexo I que son, en esencia, los países del Sur global. Posteriormente se estableció el Anexo II, que incluye a los miembros del Anexo I que deben ofrecer recursos financieros y técnicos para permitir a los países del Sur emprender actividades de reducción de las emisiones de conformidad e iniciativas de adaptación. Oilwatch afirma que, desde el siglo XIX, para los países del Anexo I y II, el motor del desarrollo del capitalismo ha sido la explotación de carbón, petróleo y gas, por lo que han hecho todo lo que esté a su alcance para detener cualquier decisión que pueda llevar a acciones concretas y vinculantes para disminuir el consumo de estos combustibles fósiles. Así, al cabo de más de 20 años de negociaciones internacionales, el calentamiento global sigue en aumento sin soluciones efectivas y reales para detenerlo.
En este escenario, precisamente, uno de los obstáculos ha sido la influencia directa que las empresas vinculadas a los combustibles fósiles, entre otras, han ejercido sobre las decisiones de la Convención. Hoy este sector corporativo es parte de los promotores de las falsas soluciones que exacerban el aumento del efecto invernadero, como son el mercado de carbono, los agrocombustibles, REDD o la geoingeniería, e inclusive tecnologías como la Captura y Almacenamiento de Carbono (CCS), también de uso petrolero, entre otras. Al mismo tiempo, expanden los alcances territoriales hacia las denominadas nuevas fronteras: mares profundos y yacimientos “no convencionales”, donde se destaca la perniciosa técnica del fracking.
Por si fuera poco, la limitada visión de Naciones Unidas, que se concentra en impulsar negociaciones entre partes, que son Estados, ha permitido a los países industrializados del Norte no cumplir con sus obligaciones climáticas, mientras que, en un escenario injusto y neocolonial, se trasladan sus responsabilidades a los pueblos y naciones del Sur. Cuando es precisamente en este lado del mundo en donde se encuentra la mayoría de países, naciones y regiones subnacionales o localidades, y sobre todo, pueblos indígenas, campesinos, pescadores o comunidades tradicionales que están haciendo esfuerzos reales para proteger el clima -a pesar de ser las más afectadas. Son las iniciativas de pueblos las que están siendo dejadas de lado y, en muchos casos, criminalizadas, cuando sus esfuerzos por no extraer más hidrocarburos fósiles debieran ser premiados.