La Cumbre Presidencial de la Amazonía, a realizarse en Belém do Pará, Brasil, en el mes de agosto y su respectiva Pre Cumbre a realizarse en Leticia, Colombia, en julio de 2023, será un espacio clave en la definición de las agendas de desarrollo para la cuenca Amazónica, así como en la definición de políticas y estrategias frente a conflictos relacionados con la deforestación, el extractivismo, la ampliación de la frontera agrícola, la protección de los ríos y de la diversidad de formas de vida de los territorios amazónicos.
Frente a este escenario, diversas organizaciones campesinas, comunales, firmantes de paz, indígenas, afroamazónicas, de jóvenes, mujeres y otras expresiones de la sociedad civil venimos reflexionando sobre si este escenario representa cambios en los rumbos de dichas agendas y políticas o dará continuidad a proyectos que se han caracterizado por la ruptura del tejido organizativo, y otras formas de acción con daño, las cuales han acrecentando las crisis sociales, ambientales y climáticas que hoy ya vivimos. Esto lo hemos venido denunciando en diversos espacios comunitarios y de interlocución con el Estado.
En este contexto, las organizaciones de Caquetá y Putumayo, reunidas en San Agustín – Huila en los días 10 y 11 de junio, además de otras organizaciones y redes que vienen dialogando en espacios similares[1], hemos realizado un balance sobre el funcionamiento e impactos de la operación de fondos climáticos y hemos reflexionado en torno a los retos que implica consolidar un modelo justo, comunitario y efectivo para resolver la crisis climática del mundo, en donde la Amazonía y sus comunidades tienen un papel fundamental.
Esto conlleva grandes debates y desafíos frente a la destinación de los recursos y su efectividad, las lógicas de los proyectos que financian, las relaciones de poder que mantienen y las barreras para divulgar, monitorear, evaluar, acceder y participar de forma efectiva. Al respecto las organizaciones hemos discutido y manifestamos:
- La intervención de los fondos climáticos reproduce imaginarios coloniales sobre la Amazonía, una amazonía vacía y con comunidades que requieren ser beneficiarias del desarrollo. Los programas y proyectos se han caracterizado por miradas que sectorializan los procesos, dividen el tejido organizativo, fragmentan las identidades y separa a las comunidades de la selva.
- Falta de participación y consulta de las comunidades en el diseño de los componentes claves de los fondos, políticas y proyectos. Esto conlleva a que no se comprendan las causas profundas de la crisis climática y se diseñen proyectos que no atienden las necesidad de las comunidades y sus territorios. En consecuencia, estas apuestas no cumplen con el objetivo de reducir la deforestación y sus impactos ambientales.
- Existen diversas barreras para el acceso a la información sobre los recursos y para comprender la arquitectura del financiamiento climático. Es necesario mejorar la transparencia presupuestal de los fondos, para que las comunidades tengan pleno conocimiento, hagan seguimiento y verifiquen el cumplimiento real de los objetivos.
- Hay un acceso y distribución desigual a los recursos de Financiamiento Climático para las organizaciones y pueblos de la Amazonía. Por ejemplo, en 2021 menos del 1% del financiamiento para el clima llegó a organizaciones comunitarias[2] y se estima que sólo el 17% de la financiación mundial para el clima y la conservación destinada a los Pueblos Indígenas y las comunidades locales llega realmente a ellos[3].
- Los fondos, políticas y proyectos no cuentan con un enfoque de género que reconozca el rol de liderazgo de las mujeres y el valor de la economía del cuidado. En los proyectos se reproducen imaginarios patriarcales de las mujeres, se desconoce su rol como sujeto político, su lucha histórica sobre el reconocimiento de derechos sobre la tierra y la importancia de la economía del cuidado.
- Muchos de los mecanismos financieros y fondos climáticos no incluyen ni abordan los conflictos por la regularización y la seguridad de la tenencia de la tierra, ignorando que la deforestación de la selva amazónica tiene sus raíces en la negligencia del Estado en resolver este tema, situación que sigue vigente hasta que no se tome la decisión de implementar la Reforma Rural Integral, contemplada en el Acuerdo Final de Paz.
- Algunos Fondos mercantiliza la naturaleza, ejemplo de esto es la Iniciativa Amazónica del BID que promueve una “bioeconomía corporativa”, donde la mayor parte de los fondos es destinado al sector privado[4]. Estas iniciativas desconocen las economías propias, su importancia y aporte en la conservación y cuidado de la Amazonía y la dignificación de la vida.
Entendiendo que estas fallas han llevado al fracaso del logro de los objetivos de estos fondos climáticos y la necesidad de construir un nuevo rumbo, hacemos un llamado al Gobierno Nacional a repensar las lógicas de planeación e intervención en la Amazonía, en donde las comunidades y procesos organizativos dejen de ser vistos como beneficiarios, para ser entendidos como sujetos políticos que deben participar en la definición de los modelos de desarrollo para la Amazonía, los objetivos de los fondos, la ejecución de los proyectos y la evaluación de los resultados.
Nos preguntamos, ¿hasta cuándo van a tomar decisiones sobre la Amazonía sin las comunidades que la habitamos? Para que el cambio sea real, es necesario que se conozca la particularidad de los territorios, nuestras economías, respetar nuestras culturas y tradiciones, acoplándose a las formas históricas de toma de decisión colectiva.
También hacemos un llamado a otras organizaciones sociales, campesinas, étnicas, de jóvenes, mujeres, LGTBIQ+, firmantes de paz y otras expresiones de la Amazonía a formarnos, articular acciones y movilizarnos para ser protagonistas en la toma de decisiones sobre el futuro de la Amazonía.
Finalmente, hacemos un llamado a la comunidad internacional, países donantes y gobiernos de la Región a brindar garantías de participación efectiva para las organizaciones, de tal forma que no se tome ninguna decisión sobre la Amazonía, sin quienes la habitamos y protegemos, pues esta es la única vía para el logro real de los objetivos de lucha contra el cambio climático. La Amazonía es campesina, indígena y afro, es plural y es hogar de todos.
Firmas:
Asociación Tejiendo Futuro del Putumayo
[1] Documentos de propuestas para la Cumbre de Presidentes de la Amazonía que han sido fruto de un proceso de discusión de varios meses del Foro Social Pan-Amazónico (FOSPA), la Red Eclesial Pan amazónica (REPAM), la Asamblea Mundial por la Amazonía (AMA), fueron entregados a Susana Mohamad, ministra de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, el pasado 16 de junio de 2023 en el marco de una reunión con organizaciones de la sociedad civil: https://www.forosocialpanamazonico.com/propuestas-para-la-cumbre-de-presidentes-de-la-amazonia/
[2] https://es.mongabay.com/2023/02/derechos-sobre-la-tierra-comunidades-indigenas/#:~:text=La%20Rainforest%20Foundation%20Norway%20inform%C3%B3,voz%20cantante%E2%80%9D%2C%20dijo%20Currey.
[3] https://rightsandresources.org/es/blog/nueva-investigacion-solo-el-17-de-la-financiacion-mundial-para-el-clima-y-la-conservacion-destinada-a-los-pueblos-indigenas-y-las-comunidades-locales-llega-realmente-a-ellos-lo-que-limita-la-eficaci/
[4] https://bankinformationcenter.org/es-mx/update/apoya-el-bid-los-derechos-de-los-indigenas-afrodescendientes/