El cambio climático genera graves riesgos para la salud, incrementando la frecuencia e intensidad de olas de calor extremas o de friajes, las cuales golpean especialmente a las poblaciones más vulnerables. También facilita el contagio de enfermedades infecciosas como la malaria o el chikunguña, a nuevas áreas que no estaban preparadas para enfrentarlas. Michael Wadleigh, profesor en Harvard y vocero del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, afirma que el cambio climático mata a medio millón de personas cada año.
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Las inundaciones y los huracanes ponen en peligro la salud y destruyen propiedades y medios de subsistencia. En la última década del siglo 20, los desastres naturales relacionados con las condiciones meteorológicas produjeron aproximadamente 600,000 muertes en todo el mundo, el 95% de ellas en países pobres. Se espera que estos desastres se hagan más comunes a medida que el clima sigue cambiando.
Las variaciones meteorológicas intensas a corto plazo afectan gravemente a la salud e incrementan las muertes por enfermedades cardiacas y respiratorias. Estudios recientes asocian las temperaturas récord alcanzadas en el verano de 2003 en Europa Occidental, con las 70,000 muertes más en el mismo periodo de años anteriores. Se esperan que estos fenómenos extremos se hagan más y más frecuentes.
Otro fenómeno asociado con el cambio climático son los cambios en los patrones de lluvia, los cuales ponen en riesgo el suministro de agua dulce. La escasez de agua afecta ya a un 40% de la población mundial. La falta de agua y su mala calidad pueden poner en peligro la salud y la higiene, con el consiguiente aumento del riesgo de enfermedades diarreicas (causa de la muerte de 2.2 millones de personas cada año), de tracoma (una infección ocular que puede producir ceguera) entre otras enfermedades.
Asimismo, la escasez obliga a las personas a transportar el agua desde lugares alejados y a almacenarla en sus casas. Esto puede aumentar el riesgo de contaminación del agua y de las consiguientes enfermedades, además de servir de criadero de mosquitos que son vectores de enfermedades debilitantes como el paludismo o el dengue.
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