Fuente: El Colombiano
SANTIAGO VALENZUELA
Reportero. Creo, como Rainer Werner Fassbinder , que “ lo que no podemos cambiar, debemos al menos describirlo”.
¿Qué hacer con los bosques después de la desmovilización de las Farc? ¿Protegerlos? ¿Intervenirlos? Estas preguntas no solo han rondado en las oficinas del Ministerio de Ambiente, entidades internacionales como la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) han aportado al debate sobre el futuro de los bosques.
Una discusión nada sencilla. Cada país está intentando disminuir su impacto al medio ambiente para cumplir con las metas que trazó Naciones Unidas en su Agenda de Sostenibilidad para 2030. Ese mismo año, como lo ha dicho el ministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo, “tenemos que llegar a una tasa de deforestación cero”. Actualmente, Colombia pierde entre 120.000 y 140.000 hectáreas de bosques al año, según el Ideam.
Justamente en marzo de este año la FAO celebrará el día internacional de los bosques con foros y discusiones sobre “energía y bosques”. Además de protegerlos, la organización busca que los países reflexionen sobre el uso y comercialización legal de la madera.
Wulf Killmann, director de productos e industrias forestales de la FAO, puso a consideración el tema teniendo en cuenta la discusión alrededor de los combustibles fósiles: “La bioenergía derivada de la madera y de fuentes agrícolas volverá a tener la importancia que había tenido en épocas anteriores. La agricultura y los cultivos forestales juegan un señalado papel en la moderna generación de bioenergía como fuente de biocombustibles líquidos”.
En las proyecciones de la FAO, los bosques utilizados de manera responsable pueden representar fuentes de energía. Según las investigaciones recientes que han presentado “la energía global derivada de los residuos biodegradables en las zonas boscosas puede reducir las emisiones de dióxido de carbono en 4.4 billones toneladas al año”.
La discusión para las entidades ambientales es central. Estadísticas de Naciones Unidas revelan, por ejemplo, que entre 1990 y 2015 el planeta perdió 129 millones de hectáreas (una porción más grande que la superficie de Colombia, que tiene 114 millones de hectáreas). Desde 2010, el mundo está perdiendo anualmente 3.3 millones de hectáreas de bosques, mientras que en años anteriores eran 7.3 millones.
En países como Colombia, el tema no es tan lejano. De acuerdo con el portal especializado en medio ambiente, The GreenFacts, “ el consumo mundial de combustibles leñosos ha presentado un aumento del consumo en países de África y de América del Sur debido al crecimiento de la población”.
Colombia, como lo demuestra el último estudio de la FAO (Estado de los bosques en el mundo), está perdiendo sus bosques por el aumento de la agricultura y la ganadería extensiva, que representa el 74 % de la deforestación.
En relación a la agricultura, el estudio le sugiere a los gobiernos replantear sus políticas de agricultura teniendo en cuenta las afectaciones ambientales: “la conversión de bosques a zonas para la agricultura representa el principal motor de la deforestación. Entre 2000 y 2010, en los países tropicales se perdieron 7 millones de hectáreas de bosque y se aumentaron las hectáreas para la agricultura en 6 millones de hectáreas”.
Tiempo de proponer
Es hora, para la FAO, de que los gobiernos comiencen a reflexionar sobre lo siguiente: “Diversos países en desarrollo tienen una gran capacidad potencial de producir energía partir de los bosques y árboles fuera del bosque con unos niveles de riesgo relativamente bajos, pero esta capacidad no ha quedado adecuadamente reflejada en las políticas nacionales de desarrollo energético”.
Para Miguel Armando Pacheco, especialista forestal de WWF Colombia, el país está avanzando en el camino correcto: “En 2009 Colombia creó el pacto por la madera legal, que promueve el manejo sostenible para la conservación de los bosques en Colombia. Con este plan se ha tratado, en primera medida, de mitigar el impacto de la deforestación por ganadería, agricultura y minería”.
Hasta el momento, según las investigaciones de WWF, el mercado doméstico es el principal consumidor de la madera en Colombia. “Ahora que se ha firmado un acuerdo de paz, las personas que estaban en el bosque deberán buscar nuevas alternativas económicas. Existe el riesgo de que opten por la minería ilegal, que para ellos es altamente rentable y degrada los bosques”.
Uno de los temas centrales que está trabajando el Ministerio de Ambiente es la “gobernanza forestal”. Voceros del ministerio le dijeron a este diario que el objetivo, antes de utilizarlos como fuentes de energía, es protegerlos. Se trata en total de 60 millones de hectáreas de bosques en el país.
El ministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo, dijo que si se cumplen los indicadores de protección ambiental es más viable que Colombia sea aceptada en la OCDE: “Tendremos 3 billones de pesos para temas forestales, una parte de ellos provendrá de la reforma tributaria y el resto por compensaciones ambientales, por la tasa de uso del agua y recursos que nos lleguen de cooperación por nuestros compromisos en reforestación”.
De otro lado está el programa “Bosques de paz”, creado por el Ministerio de Ambiente el año pasado. Como el 90 % de los municipios priorizados en el posconflicto tienen zonas boscosas, el Ministerio busca, en primera medida, salvaguardarlas. Según cálculos del Minambiente, habrá entre 32 a 52 bosques de paz en Colombia.
Para Julio Fierro Morales, geólogo e investigador del Grupo Torrente, es importante tener en cuenta las afectaciones actuales en los bosques: “El país sigue muy intervenido por la ganadería y la agricultura, que han contribuido a la deforestación. En el caso de las hidroeléctricas hace falta más rigor en algunas intervenciones, pues se trata de sepultar bosques e inundar áreas. Se debe investigar más”.
El 21 de marzo, cuando la FAO hable sobre bosques y energía, se planteará un dilema que parece ineludible para Colombia: “La población mundial ha crecido un 37 % desde 1990, el consumo de comida un 40 %. Ambos seguirán creciendo”.