Por: Fundar
La presencia china en América Latina continúa incrementándose ante la necesidad del país asiático por acceder a recursos naturales y por expandir sus mercados. Desplazando incluso a los tradicionales proveedores norteamericanos y europeos para la región.
El informe “La agenda de la sociedad civil frente a las industrias extractivas en América Latina” elaborado por la Red Latinoamericana sobre Industrias Extractivas señala que, si bien para el año 2000, China no ocupaba un lugar significativo como destino de exportaciones u origen de importaciones para la región. Durante el súper ciclo, -periodo de tiempo que va del año 2000 hasta mediados del 2010-, fue desplazando a Estados Unidos, Europa y Japón, y ya para 2013, era el primer proveedor de importaciones de Brasil, Paraguay y Uruguay. En materia de exportaciones para el año 2015, China fue el primer destino de Brasil y Chile, y el segundo de Argentina, Colombia, Perú, Uruguay y Venezuela. Además, en el caso de inversión extranjera directa (IED), Ecuador fue el principal país de la región en captar la IED proveniente del país asiático.
La marca china es cada vez más notable en la región, de acuerdo al portal web dialogochino.net, se estima que su inversión en América Latina, se incrementará hasta 250 mil millones de dólares para el año 2025. Y, aunque la inversión china se está diversificando, hasta hace un par de años predominaba su participación en las industrias extractivas, particularmente en hidrocarburos y minería. Tan sólo de 2010 a 2013, el 90 % de las inversiones chinas estaban enfocadas en estos sectores y para 2016 ya existía un sólido crecimiento en estas industrias e incluso se había extendido hacia otras fuentes energéticas como la renovable, entre la cual destacan la energía solar, hidroeléctrica y eólica. (1)
Las compañías chinas han hecho inversión, -o están en vías de hacerlo-, en las industrias del gas y del petróleo en Argentina, Venezuela, Brasil, Colombia y Ecuador, y tienen una fuerte presencia en la minería peruana y de otros países. Para el caso particular de México, actualmente China es el primer país de Asia y el tercero en el mundo, después de Canadá y Estados Unidos, con el mayor número de empresas del sector minero en nuestro país. (2)
Sin embargo, la presencia china en los proyectos petroleros de México también está haciéndose notar. A raíz de la reforma energética que transformó al sector energético mexicano permitiendo la participación de capital privado en operaciones petroleras, el capital chino comenzó a incursionar en este sector. Muestra de ello, fueron las pasadas licitaciones de la Ronda 1, en las que la empresa estatal China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) ganó dos de los 10 bloques licitados en aguas profundas del Golfo de México para extraer hidrocarburos.
Al respecto, existe una clara preocupación sobre el impacto ambiental y social que los proyectos extractivos chinos pueden implicar para las zonas donde se ubican. El Grupo Regional sobre Financiamiento e Infraestructura (GREFI), señala la persistente necesidad de revisar los marcos regulatorios en materia de derechos humanos y laborales de las empresas chinas en la región. La sospecha se incrementa aún más en el caso de México; llama la atención el alto valor de inversión que realizará la CNOOC, -a decir de expertos, la mayor inversión de una firma china en el país desde que se tiene registro (8 mil millones de dólares)-. También destacan las altas regalías adicionales que ofertó la empresa para ganar acceso a los bloques petroleros, con valores mucho más elevados que los solicitados por el gobierno mexicano, el hecho de cumplirlas, hacer sospechar a su vez, del cumplimiento de estándares en materia laboral, social y ambiental en los proyectos.
Aunado a lo anterior, es necesario señalar también el inicio de un nuevo ciclo de endeudamiento externo de algunos países de la región. Venezuela, Brasil, Argentina y Ecuador son los países de la región que han recibido las cantidades más grandes de préstamos de instituciones chinas como el Banco de Desarrollo de China (CDB) o el China Export-Import Bank. Ecuador recibió 13 préstamos desde el 2010 por un total de 17 mil 400 millones de dólares (2) y en México, en noviembre de 2014, ambos países firmaron catorce Acuerdos Comerciales Bilaterales.
Dado lo anterior, es necesario cuestionar el modelo extractivista que se plantea en la relación entre China y la región latinoamericana, así como los vacíos y la aparente laxitud existente en materia de estándares laborales, sociales y ambientales de los Estados que ya están regulando la operación de las empresas chinas.
Notas al pie:
- GREFI, (2016). Panorama general de las inversiones chinas en América Latina. Los casos de Argentina, Colombia, México y Perú. Disponible en http://fundar.org.mx/mexico/pdf/InversionesChinasAm%C3%A9rica.pdf
- SER (2016). México fortalece la promoción de oportunidades de inversión en el sector minero. Comunicado de prensa de la Embajada de México en China, disponible en https://embamex.sre.gob.mx/china/index.php/es/ver-mas/96-promocion-sector-minero
- RLIE (2017). La Agenda de la Sociedad Civil frente a las Industrias Extractivas en América Latina. Disponible en http://redextractivas.org/wp-content/uploads/2017/08/Reporte-Regional.pdf