Paulina Garzón
Marzo 2014
En Noviembre del 2013, en el Tercer Plenario en la 18va. Asamblea del Comité Central del Partido Comunista Chino, se dio a conocer el plan para la reforma económica china enfatizando que estas reformas serán el motor para los cambios en todas las dimensiones: económicas, sociales y culturales de los próximos años.
El 4 de Marzo, en Washington DC, ZHENG Xilin (un polítologo de alto perfil en China y una de los responsables de la elaboración del plan), destacó el papel que ha jugado la economía de mercado en el capitalismo para “desatar las fuerzas productivas” e hizo claro que el nuevo modelo económico chino busca usar la misma estrategia. El mercado pasará de jugar un rol “básico” a un rol “decisivo” en la locación de recursos estatales chinos, y en el futuro serán las empresas -no el gobierno- quienes decidan. Entre otros resultados, China espera alcanzar, en aproximadamente cuatro años, el mismo nivel de consumo de los Estados Unidos.
El mercado estará basado en una economía mixta, el sector privado podrá comprar acciones y adquirir poder de voto en las empresas estatales y se permitirá el establecimiento de pequeños y medianos bancos privados en China. Además, China también ha empezado a expandir sus redes bancarias a países en vías de desarrollo, por ejemplo el pasado Febrero entró en funcionamiento en Perú el Banco Industrial y Comercial de China, y en el 2012 el mismo banco chino adquirió el 80% del Standard Bank en Argentina.
Otra reforma importante tiene que ver con un nuevo sistema de manejo de la tierra. En adelante, los campesinos chinos podrán hipotecar, usar como garantía y transferir sus tierras. Se espera que durante los próximos 10 a 20 años, 200 de los 260 millones de trabajadores en el campo, pasen a las industrias secundarias y terciarias. De hecho, ésta transferencia ya ha empezado pues a finales del 2013, según el Ministerio de Comercio de China, 853 mil chinos fueron a trabajar en el exterior.
Sorprendentemente, el 4 de Marzo en Washington DC, ZHENG Xili no dijo ni una palabra sobre los efectos “no deseados” del crecimiento económico, como el cambio climático, la contaminación del aire y del agua, el agotamiento de los recursos naturales, y los impactos sociales del capitalismo o del “socialismo con características chinas”, pero un día después en Beijing el Primer Ministro chino Li Keqiang si lo hizó, aunque no entró en detalles. En la sesión de apertura del Congreso Nacional del Pueblo, Li Keqiang mostró preocupación sobre los impactos ambientales de mantener un 7.5% de crecimiento anual de la economía (aunque este porcentaje es menor al de los años anteriores) y dijó que China declarará la guerra a la contaminación que es “la alerta roja de la naturaleza contra un modelo de desarrollo ciego e ineficiente”.
Queda por ver si la realización del “sueño chino” vendrá de la mano de la intensificación de la crisis ambiental que ya vive el planeta; o si por el contrario, como un buen ciudadano global, China está dispuesta a reconocer y respetar los límites del crecimiento, a mejorar y cumplir con un mejor marco normativo para las inversiones y la ejecución de los proyectos, a invertir en tecnología e innovación para la conservación ambiental, a crear incentivos para un buen desempeño ambiental de sus empresas y bancos, a respetar los derechos de las poblaciones locales, y sobre todo a abandonar las prácticas depredadoras de la extracción de recursos naturales a gran escala.
China, queremos los detalles!