
En diciembre de 2015, en la Conferencia de las Partes 21 (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC), las partes lograron la adopción histórica del Acuerdo de París (FCCC/CP/2015/L.9). Este es el primer tratado internacional multilateral sobre cambio climático de carácter universal y vinculante. Su principal objetivo es mantener la variación de temperatura promedio global por debajo de 2 ºC y dirigir sus esfuerzos a limitar su aumento a 1,5 ºC, con referencia a los niveles preindustriales (art. 2). Para lograrlo, el Acuerdo instituyó las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, Nationally Determined Contributions), con compromisos periódicos de cada cinco años. Estos últimos son quienes definen la ruta de acción climática en los Países, así como, metas de mitigación para la reducción de emisiones e incluso metas de adaptación. Adicionalmente, estos esfuerzos pueden hacerse de forma voluntaria y partiendo del principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas. Bajo esta dinámica, las partes deben reportar con frecuencia sus emisiones y sus esfuerzos de implementación; así como, mantener la progresividad e incrementar la ambición de sus acciones en cada ciclo.
Las NDC son entonces las herramientas básicas para la efectiva implementación del Acuerdo de París. Su aproximación de abajo hacia arriba permite a las partes diseñar y focalizar sus compromisos según sus necesidades y capacidades. En 2020, 192 de 196 países miembros del Acuerdo han presentado sus contribuciones previstas y determinadas a nivel nacional (INDC), las cuales se convierten en NDC una vez cada país ha ratificado el Acuerdo.
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