La necesidad de generación de combustible y las escasas reservas de crudo pesado generan gran preocupación internacional dada la importancia del mismo en muchos procesos industriales. La Empresa Colombiana de Petroleos (ECOPETROL S.A.) ha planteado tres estrategias para salvaguardar la autosuficiencia petrolera del país: 1) incrementar el factor de recobro en campos maduros, 2) aprovechar campos descubiertos no desarrollados, y 3) desarrollar la explotación de crudos pesados (García et al., 2010).
Aunque durante décadas las compañías petroleras desatendieron la explotación de crudos pesados, por las dificultades que enfrentaban para procesarlo y transportarlo, hoy en día se cuenta con estrategias tecnológicas que facilitan esas actividades, lo que ha significado un aumento considerable en la producción mundial y en las inversiones de la industria en este tipo dee petróleos (Oñate & Rodríguez, 2012).
Debido al incremento tanto de las reservas como de la producción de crudos pesados en los Llanos Orientales, los esfuerzos nacionales se orientan a garantizar la implementación de un esquema de transporte que facilite el flujo desde el punto de origen hacia la costa Pacífica, con el fin de exportar la producción al mercado asiático, en el que China aparece como el mayor comprador potencial, dado que su producción local es insuficiente para atender la demanda interna. Actualmente el país exporta estos crudos por el puerto de Coveñas, lo que encarece el transporte destinado al mercado asiático, que obliga a los tanqueros a cruzar el canal de Panamá.
El transporte de crudos pesados a través de un oleoducto plantea grandes retos operacionales por la alta densidad y viscosidad de los mismos, que representan una fuerza en contra del flujo y, por tanto, requieren la aplicación de soluciones para facilitar el movimiento, como elevar la temperatura, pues un crudo viscoso se torna más fluido, o usar dilusores que se inyectan en estaciones localizadas a distancias regulares, incrementándose los costos de la infraestructura utilizada (García et al., 2010). Las distancias entre los sitios de producción y de aprovechamiento, o los puertos habilitados para la exportación, así como como la necesidad del correcto transporte de crudos livianos, son también aspectos que se consideran al evaluar las opciones de transporte de estos petróleos (García et al., 2010).
Como medio eficaz para aprovechar la producción nacional de crudos pesados provenientes de los Llanos Orientales y la Amazonia garantizando el mercado con los países asiáticos, y dado que los recientes descubrimientos en Estados Unidos y Canadá sugieren se reducirán las compras de crudo en estos países, se plantea la alternativa del construcción del Sistema Oleoducto al Pacífico.
Un análisis detallado sobre los posibles impactos que se produzcan a corto, mediano y largo plazos durante la fase de construcción o por la actividad del oleducto en su fase de operación, considera las siguientes variables:
Atmósfera. La calidad del aire puede verse afectada por la construcción y por contaminantes atmosféricos emitidos por la combustión, utilizados para la construcción y en las estaciones de bombeo.
Ruido. Producido por las actividades de construcción y por el funcionamiento de las estaciones de bombeo.
Suelos. Pueden erosionarse por compactación o acidificarse por emisiones locales.
Fauna. Las consideraciones son de tipo ecosistémico, pues los riesgos se producirían por eliminación, fragmentación y/o alteración de hábitats, así como por el ruido, y el cambio en los accesos y las líneas de visión de los depredadores.
Flora. Tanto la actividad de construcción como de la de operación podrían afectar las comunidades vegetales en los territorios por los que se haga el tradazo del oleducto.