Por Verdad Abierta

El uso y la tenencia de la tierra en este municipio caqueteño son críticos: cientos de labriegos carecen de títulos de propiedad, el Estado les dio la espalda a los procesos de formalización y ante el asedio de intereses privados avanza la deforestación sin control.

 

En Remolino del Caguán, lo que algunos llaman el corazón del Caguán, todo parece estar firme: las casas de uno y dos pisos; algunas vías de cemento, la plaza central y el templo católico. Todo ello habla de una comunidad organizada que ha crecido con la tradición de las poblaciones desamparadas del borde amazónico colombiano.

Paradójicamente, lo menos estable es la tierra en esta inspección del municipio de Cartagena del Chairá. Sí, la tierra que pisan y trabajan a diario los labriegos. La mayoría de las familias allí no son dueñas de los predios que las vieron crecer por generaciones, y cuyos antepasados llegaron de diferentes puntos de Caquetá y de otros departamentos en busca de mejores oportunidades e incentivados por el propio Estado para adelantar procesos de colonización.

Aunque fungen como poseedores, muchos no formalizaron la propiedad sobre los baldíos de la Nación sustraídos de la Zona de Reserva Forestal de la Amazonía o no han logrado legalizar la posesión de la tierra por estar dentro de esa Área de Especial Interés Ambiental, lo que malogra la posibilidad de tener títulos sobre esos predios.

Y es que el uso y tenencia de la tierra en este pedazo de Caquetá está atravesado por el desgreño de las autoridades agrarias, el conflicto armado y modelos de explotación en los que el Estado parece que no tiene ni la capacidad ni la voluntad de identificar quién es dueño de la tierra y controlar las talas y quemas de bosques nativos, el mayor crimen de depredación ambiental que vive la Amazonía.

VerdadAbierta.com ha visitado la región y conversado con los líderes y las lideresas campesinas, también ha consultado expertos, revisado archivos y el resultado no puede ser más que preocupante: buena parte del desarreglo agrario lo ha provocado el mismo Estado y no hay indicios de remediarlo pronto.

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