Agencia Universidad Nacional

La adopción de este sistema, como una alternativa al modelo de agricultura industrial, integraría de nuevo a los campesinos a sus tierras y generaría autonomía, así como producción limpia de alimentos.

La agroecología, caracterizada por abordar la producción agrícola de manera eficiente pero sustentable y desde una visión holística, ofrece la posibilidad que los productores rurales generen sus propios alimentos y puedan comercializar los excedentes de manera segura, pues al no utilizar agrotóxicos (pesticidas, fungicidas, etc.) para el control de plagas, estos son más sanos y atractivos para el consumidor.

Por un lado, este sistema les da autonomía a los campesinos frente a organismos externos, como por ejemplo, empresas vendedoras de insumos; y, por otro, al ser más limpios los procesos, contribuyen a disminuir el impacto ambiental, como en el caso de la emisión de gases de efecto invernadero (GEI).

Además, teniendo en cuenta el cambio climático y el intenso verano en Colombia, “los sistemas que más sobreviven a las sequías son los silvopastoriles (SSP)”, caracterizados por la integración de animales y árboles dentro de un mismo terreno. Estos son más propensos a ser resilientes o superar los fenómenos naturales gracias a la diversidad que los compone, a diferencia de las zonas de monocultivos.

De esa manera, lo afirma Miguel Ángel Altieri, doctor de Agroecología de la Universidad de California, Berkeley, Estados Unidos, quien añade la importancia de tratar este tema en los acuerdos de paz en La Habana, pues el origen de la violencia radica especialmente en implantar “un modelo tecnológico agrario foráneo inapropiado”, que ha generado “exclusión y desplazamiento del campesinado, atraso rural, pobreza, hambre y falta de oportunidades”.

Este “inapropiado” modelo al que el docente se refiere es la agricultura industrial, que cubre el 80 % del área mundial con cultivos homogéneos que dependen mucho del petróleo. Se trata, en su mayoría, de maíz, trigo, soya y arroz, los cuales representan cerca del 50 % de los alimentos que componen la dieta de consumo humano, cuando existe la posibilidad de sembrar, usar y comer más de 250 tipos de alimentos entre cereales, leguminosas, hortalizas, etc.

Por otro lado, expone el científico, “del 25 al 30 % de los GEI, sobre todo metano (CH4), los produce la agricultura moderna”. Además, advierte, se está generando un gran consumo de energía y agua que invita a reflexionar: ¿la agricultura actual está satisfaciendo su verdadera finalidad, que es alimentar?

Con base en esta situación, el conferencista considera que es necesaria una nueva ética para la agricultura, “no es un mecanismo para cerrar Carrefour, sino un modelo de los mercados campesinos que coexistan con los otros y permita generar un ingreso y trabajo digno a los productores rurales”.

Estas reflexiones fueron compartidas en la conferencia “Agroecología: Paz, Desarrollo Rural y Soberanía Alimentaria” que hace parte del Seminario Agroecológico “Ciencia, Encuentros y Saberes 11.º año”, realizado gracias a la gestión continua del Grupo de Investigación en Agroecología de la Universidad Nacional Sede Palmira, liderado por la profesora Marina Sánchez de Prager.