Guía de lectura de Tratados de Libre Comercio: Caso del TLC entre Colombia y Canadá

Vivimos en un mundo globalizado donde los países dependen cada vez más de las relaciones y colaboraciones internacionales, y Colombia no es la excepción. La historia de las relaciones exteriores colombianas desde el siglo XIX señala que su primer y principal aliado ha sido Estados Unidos. No obstante, en los últimos años ha reforzado sus vínculos comerciales con China, Corea del Sur, Canadá, México, Panamá, Brasil y Ecuador.

Colombia ha buscado posicionarse como un país de alto interés estratégico en la región por su ubicación geográfica, su gran diversidad biológica y natural, por poseer el mayor número de páramos del mundo e importantes recursos hídricos al ser uno de los nueve países amazónicos. Adicionalmente, por las distintas cuencas de amplias reservas de recursos no renovables participa en el mercado internacional con exportaciones de crudo y minerales (Procolombia, s.f.). Su posición geográfica también ha sido de relevancia política por su cercanía a Venezuela, país con las mayores reservas de petróleo del mundo (BBC News Mundo, 2019).

Para formalizar sus relaciones económicas, una de las principales estrategias de Colombia ha sido adherirse a los distintos acuerdos y tratados sobre libre comercio, y ha buscado participar en un amplio número de organizaciones internacionales como parte del proceso de apertura económica. Esto revela su afinidad política y social con los estándares occidentales; afinidad que ha ido ampliando a medida que han crecido sus relaciones comerciales con países asiáticos como China y Corea del Sur.

La apertura económica se refiere a la disminución de barreras al comercio internacional o a la inversión extranjera. La teoría establece que las aperturas económicas tienen dos premisas deseables y una tercera no tan llamativa. La primera premisa es que la apertura debería aumentar el PIB del país; la segunda es que en los países de bajos recursos la desigualdad debería reducirse porque se aumenta el mercado laboral y aumentan los ingresos del país; la tercera es que en los países de altos ingresos la desigualdad aumenta porque ya no controlan todo el mercado laboral y se pierden empleos por la producción que está entrando al mercado (Duflo y Banerjee, 2020, p. 77). Esto significa que habrá ganadores y perdedores, sin embargo, se espera que los países perdedores formulen políticas para mitigar y compensar a las personas perdedoras de su país, para así evitar el aumento de la desigualdad.

¿Por qué los estados consideran importante firmar TLC?

Los Tratados de Libre Comercio (TLC) formaron parte del segundo paso de la globalización comercial en tanto estrategia de largo plazo que buscaba consolidar mercados para los productos nacionales y así aumentar las exportaciones. En teoría un TLC fomenta la competencia interna del país y crea empresas más sostenibles en el mercado. Sin embargo, estas afirmaciones dependen de la capacidad de negociación que tengan los Estados, pues todo lo que en principio se puede ganar en productividad y desarrollo con un TLC, se puede perder si las concesiones que se hacen son excesivas.

Si bien los tratados pueden traer ventajas para ciertos bienes, sin duda, hay recursos de mayor sensibilidad que en el proceso de negociación deben ser protegidos por el Estado. Es el caso del medioambiente, que por su importancia para la vida en el planeta se debe proteger por encima de cualquier acuerdo realizado en el marco del tratado.

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